La gobernanza de un país se da por la fortaleza de sus instituciones. Estos organismos a lo largo de esta última década y medio dentro de la actual revolución bolivariana venezolana han gozado de una plataforma ofrecida y montada bajo un profundo estimulo político y amparada por novedosísimas leyes.
Como es bien sabido, actualmente y de forma apresurada la derecha opositora sudamericana se ha encargado de debilitar a los diversos gobiernos progresistas, han atacado con el delicado tema del desabastecimiento y nuestro país, Venezuela, no se escapa de esas legendarias amenazas.
Uno de los organismos creados para ponerle fin al desabastecimiento y especulación es el Instituto para la defensa de las personas en el acceso a los bienes y servicios (Indepabis) el cual hasta hace poco estaba en manos de grandes mafias. Parecía más bien que la infiltración fue adrede, programada. Intervenido internacionalmente por los grandes capitales políticos, militares y económicos.
Pero perdón, puedo equivocarme, pero este organismo daba la sensación térmica que si hacían algunas cosas o trabajitos, pero solo en la región capital del país. Pues quienes hasta hace poco estaban al frente del Indepabis creían al igual que muchos ministerios que el gobierno está es en Caracas.
Recordemos Chile en 1973 cuando no había productos que comer, había especulación, mercado negro. Ellos trataron de salvar al país solo por su capital Santiago de Chile y la arremetida fascista les tomo el país y técnicamente lo paralizó.
Miremos y veamos los ejemplos de toda América latina y El Caribe, lo cual como los bongos en los caños sobran cuando las ribazones sobrepasan los sueños conservadores de nuestros campesinos.
La mala pata es lo que nos está dañando. Ministerios que no recorren el país. Por eso quería el presidente Hugo Chávez hacer gobiernos en todos los estados del país, irse e instalarse por varios días y semanas en sitios distintos de la geografía nacional y obligar a los ministros a tomar de forma integral al proyecto nacional bolivariano, así se soñaba en gobernar.
Dice la vieja Candelaria que nació en 1926 en lo alto de La Mucuy merideña: “que el gobierno se deje de pajuatadas y pendejadas y que no se sigan dejando joder por tanto especulador precoz”.