Ley anticorrupción con retroactividad

Hay hechos que por ser noticias consuetudinarias, la población corre el riesgo de convertirlas en costumbre. ¡Peligrosas costumbres! Así como hay poco peso de la ley para el castigo de delitos, la población comienza a percibir la fragibilidad y el poco rigor de los organismos encargados de impartir justicia. Uno oye el decir de la gente para quienes asesinan, roban, agreden y “al otro día están libres”.
En la cuarta república llovieron las acusaciones por corrupción administrativa. ¿Cuántos presos? Sólo se recuerda el llamado chinito de Recadi. Porque CAP se los baipaseó a todos. Que se recuerde, acabaron con bancos como aquel llamado de los trabajadores. Miles de millones de dólares fueron a parar en los bancos del exterior. Aplicando en las arcas del estado aquella expresión de moda, el barbarazo, popularizada por el merenguero Wilfrido Vargas.
Lo cierto es que el Presidente Nicolás Maduro, ante la imposibilidad de exterminio de un flagelo que sigue vivito y coleando, ha tomado la decisión de enfrentarlo con firmeza. La corrupción, se ha dicho, es un monstruo de mil de cabezas, porque efectivamente tiene mil maneras de manifestarse. Se encueva, se camuflajea y se anida desde la más modesta oficina hasta el majestuoso ministerio. Lo hace en dólares y en bolívares. Roban poquito, mucho y muchísimo. La corrupción se manifiesta en flojera, pesadez, descuido, falta de atención al público, saboteo, lentitud, despilfarro, etc.
Los corruptos están, como se ha demostrado, en la oposición y en el mismo gobierno. El mozuelo diputado del sobre, el papá matraquero del candidato perdedor, el Robin Hood de Aragua, el nacimiento del partido amarillo con platica de PDVSA, el financiamiento del exterior a través de las ONGs es parte de un prontuario vergonzoso que estos angelitos niegan a troche y moche. Y de este lado también hay quienes traicionaron al pueblo y las enseñanzas de Chávez: el presidente de la Ferrominera y el exgobernador de Guárico que se la quisieron pasar de avispados.
Al presidente Maduro hay que apoyarlo con todos los hierros en esta lucha y en las que vengan. Quien no lo haga, tal como lo han manifestado sectores de la oposición, se convierten en cómplices y detestables alcahuetes. Es más, cualquier legislación que se apruebe debería tener carácter retroactivo, tal como se aprobó la Ley para castigar a los responsables de las persecuciones, torturas y desaparecidos durante la cuarta república. Presidente Maduro... ¡Prohibido Olvidar!



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Juan Azocar


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