Si, ya lo sé, el refrán en realidad dice” el que con niños se acuesta…. “ pero créanme, se amanece igual de mojado.
Y no es que trate de parangonar a los comerciantes, con los niños.
No!! Nada que ver, de niños… los comerciantes no tienen nada.
Son casi tan viejos como el mundo, aparecieron, cuando gracias al natural desarrollo del conocimiento, y al aumento consecuente de la producción, empezaron a sobrar productos, luego del consumo alimenticio, en la primitiva agricultura de nuestros ancestros.-
Fue allá por el comienzo de la Edad de los Metales y se prolongaron hasta nuestro tiempo, con etapas gloriosas, como la de los Fenicios y su comercio de esclavos, actividad comercial tan apreciada luego, por ingleses, españoles, holandeses y norteamericanos etc.,
Desde luego, no habían nacido aun, los políticos y burócratas de todos los tiempos, cuando ya los comerciantes tenían barba.
Su larguísima experiencia, en materia de maniobras y artimañas, para obtener las ganancias, requeridas por la codicia de cada uno de ellos, fue madurando en siglos de parasitismo, apoyados en sus mostradores, como arañas esperando a las moscas.
Parasitismo nacido, en la facilidad que otorga, el recibir los productos ya terminados, fabricados por los “otros”, los obreros para los industriales, que organizan la producción, al precio de salida de la fábrica, luego “esforzadamente “ cargarles un porcentaje de ganancias y colocarlos en los anaqueles, a la espera del comprador .
Claro que si Ud. le señala al comerciante ese carácter parasitario, él se indignara, explicándolo como que es un paso necesario en la distribución de los productos.
Solo que nuestro comerciante, se olvida que ese paso que tanto encarece el precio final, es propio de la organización capitalista. Y que la distribución en el socialismo, en conjunto con la producción, debe tener un carácter social y solidario. La propiedad social, de los medios de producción y de los productos, lo hacen posible.
En el caso de Venezuela Bolivariana, nos encontramos con el caso de un país muy rico en petróleo, sin una industria desarrollada todavía, que consuma parte de esa energía, quedando la mayor porción para la exportación, lo que le asegura una renta anual, más que suficiente para abastecerse.
Vemos ahora, que se pretende seguir entregando divisas, a un sector de la burguesía totalmente improductiva, ya que ha deglutido la renta nacional, para su enriquecimiento individual, en una proporción mil veces superior, a la que le corresponde, por el número de individuos que la integra.
Si unimos a ello, un gobierno que está inspirado en el socialismo del siglo 21, que el Comandante Chávez delineo como objetivo político, y que fue ratificado por el pueblo mayoritario, en múltiples elecciones, no veo las razones para seguir dejando en manos de los comerciantes, el manejo y la apropiación individual de los beneficios de esa riqueza, propiedad del pueblo venezolano en su conjunto .
De esta forma pretendo, llamar la atención del compañero Presidente Maduro y su gabinete económico, acerca del probable resultado, de las nuevas leyes dictadas con el aval de la Habilitante , que pretenden regular la actividad, los precios y los beneficios de los comerciantes.
Y en relación a este paso, el primero de la Ley Habilitante, permítanme ser pesimista en extremo.
Me atrevo a asegurarle al compañero Presidente y a su gabinete económico, que estas medidas recién adoptadas van a fracasar en todo la línea,
Y como si creo, en la honestidad y voluntad socialista del compañero Maduro, me veo en la obligación de explicar brevemente las razones, en las que me baso:
-
Si partimos del concepto que creer en la honestidad y buena voluntad de los comerciantes, es de una ingenuidad, no solo peligrosa, sino es una ofensa a la inteligencia del pueblo Venezolano.
-
Si estamos de acuerdo, que si se quiere obtener resultados de la nueva ley , y lograr el respeto y cumplimiento de las regulaciones, que esta impone a los comerciantes capitalistas, con los antecedentes de esos comerciantes, a lo largo de la historia y particularmente en los países en desarrollo, va a ser necesario imponerles un control directo y constante para evitar las tretas, que seguramente pondrán marcha de inmediato, para burlando la ley, obtener mayores beneficios de los permitidos.
-
Tal control imprescindible, provocara un costo muy alto, producto de crear la necesaria organización, adecuada a tal control, integrada por multitud de inspectores (fuente segura de futura corrupción) además de la informática adecuada.
-
Si concordamos en lo anterior, coincidiremos que con el mismo o quizás menor esfuerzo, se puede organizar la importación y distribución directa, de todos los productos necesarios, por parte del Estado, a través de un Ente Nacional, para tal efecto.
-
Evitando así, la creación y puesta en marcha del control de divisas que se pretende, ya que las mismas serian controladas y utilizadas directamente por el Estado, prescindiendo de los comerciantes y Banca de la oligarquía parasitaria, y la distribución de los productos se podría realizar, ampliando los espacios ya existentes y por medio de las comunas, dando empleo productivo a entre otros, a los miles de revendedores callejeros, problema serio en estos días.
-
La enorme cantidad de dólares que se ahorrarían, quitándolos del manejo de los comerciantes y la Banca parasitaria, servirían también, para poner en marcha un plan de desarrollo industrial URGENTE, para Venezuela.
-
El control de precios y el de la inflación, sería muy efectivo, dado que el valor de compra y los márgenes que el Ente Nacional necesita para su evolución comercial, resultan infinitamente más bajos, que la codicia privada del comerciante.
Por otra parte, nada bueno resultaría del seguro fracaso de esta nueva ley, todo fracaso produce cansancio, apatía y pesimismo.
La clase mayoritaria, integrada por los trabajadores de Venezuela, no se merece este aplazamiento, en el proceso de mejorar su vida económica y social.
Con el cambio ideológico que produciría en la sociedad, el pasar a un empleo realista de la renta nacional, para beneficio de sus verdaderos propietarios, y no de la pequeña elite parasitaria, las fuerzas que apoyan el proceso bolivariano se incrementaría en el seno de la mayoría de la población.
Para terminar este artículo quiero dejarles una reflexión más, a los compañeros del Gabinete Económico.
Y que también tiene que ver, con el uso de las divisas, para la mayoría de los venezolanos y se refiere a los automóviles privados.
Reflexión: La importación de automóviles, que siempre se privilegian, sobre otras necesidades del clase trabajadora, es una concesión a la clase media tonta, que necesita de esos juguetes del status, que además de envenenar el aire y congestionar las ciudades, conspiran contra la inversión y calidad en el transporte público para la mayoría del pueblo.