Cuando queremos controlar alguna variable, por ejemplo la temperatura, establecemos una referencia o punto de control, que es el valor donde queremos posicionar nuestra variable a controlar, y cada vez que ésta variable se desvíe de este punto de control, nuestro sistema de control aplicará una acción correctiva proporcional a la desviación de la variable a controlar, para regresar a la misma, al punto de control. Pero se da el caso, que la velocidad con la que, la variable controlada responde a la acción de control, no es igual a la velocidad con la cual se manifiesta la acción de control. En este caso, el efecto correctivo en la variable controlada sobrepasa hacia arriba o hacia abajo, el valor deseado, o sea el punto de control determinado. En consecuencia, se produce una distorsión del objetivo de control. Para corregirlo, se aplican los reajustes necesarios, los cuales son otras acciones de control, que actúan sobre el tiempo y la magnitud de aplicación de la acción de control, a ello tendríamos que agregar como situaciones distorsionadoras de la acción de control, a variables exógenas que no son parte del proceso, pero que la atmosfera y las circunstancias imprevistas nos imponen, y que deben también ser sujeto de corrección.
Si hacemos un símil, con la economía de la república (la res pública), podemos asumir un punto de control, que es un valor que los economistas pueden deducir o establecer, de acuerdo a las características y requerimientos del país en su conjunto, para que la variable en cuestión se mantenga junto al punto de control, lo más eficiente que se pueda. Pero, como su identificación lo indica, esta variable a controlar, –la economía- estará sujeta a variaciones por las condiciones inherentes a su proceso natural, (financiamiento, producción, consumo, poder adquisitivo, liquidez, etc.) y a condiciones exógenas alguna previstas (distorsiones en economías externas que interactúan con la nuestra, imposiciones hegemónicas, etc.), pero circunstanciales, y otras sobrevenidas, (manipulación interesada, distracciones, dolo, negligencia, crítica destructiva, etc.)
Al igual que el símil mostrado anteriormente, la variable sujeto de control podrá ser controlada, pero a costa de grandes esfuerzos y costos que al final convertirán el proceso en una empresa sumamente costosa y ruinosa. Para que esta anormalidad dañina no se presente, en ambos casos, se hace necesario eliminar o aislar los factores exógenos inducidos en los procesos en cuestión, en el caso de la economía de la hacienda pública, los factores dañinos se controlan con la disciplina, responsabilidad, honestidad, diligencia y conciencia del pueblo. Mediante la internalización del funcionamiento del Estado, hecho este que puede fácilmente ser entendido por toda la población, si asumimos la complejidad de las malas enseñanzas que la población asimila, desde las fuentes mediáticas, especialmente la televisión, allí están a la vista, las pruebas de ello.
En nuestro país desgraciadamente observamos, que el control de la economía siempre está distorsionado, por acciones irresponsables (especulación, usura, acaparamiento, dólar paralelo, robo de divisas, raspadores de tarjetas de crédito, esparcidores de rumores interesados en desestabilizar el gobierno, etc.) de los propios sujetos o beneficiarios de la economía. Y, agregamos a estos factores la injerencia del imperio y acólitos, que dan al traste con el buen desempeño de la hacienda pública. De donde se desprende, que, si no hacemos un control ideológico en la población, mediante la enseñanza y la educación, será muy difícil controlar la economía. Porque la desidia y mala interpretación de los objetivos de la revolución por parte de la población, terminara siendo una puerta abierta a la maliciosa efectividad de los factores distorsionadores de la economía.
¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA Y SOBERANA!
¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHÁVEZ VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE!
¡EL REVOLUCIONARIO DEBE PROCURAR ESTAR INFORMADO!
