Durante el Mundial Brasil 2014 pensé que los “bachaqueros” o contrabandistas nos iban a dar tregua y veríamos los juegos con la respectiva compra de alimentos baratos que ellos revenden en Colombia, pero no ha sido así y, por el contrario, estos bribones parecieran valerse de que la gente está deleitándose con los partidos, para saquear a su antojo los negocios que expenden los víveres subsidiados por el Gobierno revolucionario. A esos rufianes les importa un pito un gol de Messi, de Neymar...
Los narradores se pueden desgañitar cantando un tanto de cualquiera de los astros del balompié, que los “bacahaqueros” se encuentran pendientes del bulto de arroz, azúcar, harina precocida, leche, mayonesa, mantequilla, en fin…Los alrededores de las tiendas, supertiendas, mercados, supermercados, solamente están vacíos cuando en esos establecimientos no hay los productos de precios regulados. Porque de haberlos, estos negocios en conjunto deben meter más gente que el Maracaná.
Los hampones que se dedican a este delito se han beneficiado doble con la fiesta del Mundial, porque aparte de que mantienen entretenido al pueblo, la prensa es todo fútbol y de cierta forma hay un olvido a favor de esos granujas de las amas de casas, madres y padres de familia que permanecen en las colas batallando en silencio con los “bachaqueros”, a fin de evitar que estos pillos les metan un gol y poder así adquirir víveres a bajos precios y rendir la quincena.
El “bachaqueo” llegó a tales magnitudes que se entronizó en el pueblo venezolano tal cual lo hizo el balompié, con el agravante de que la gente ejerce el contrabando como algo natural y no se considera delincuente, pese a que está consciente de que se lucra arrebatándole la comida a la población.
No veo Mundial, no veo fútbol, veo simplemente a once hombres detrás de un pelota porque no entiendo nada de esta disciplina, tal vez por eso mis distracciones con los partidos preguntándome ¿cuánta gente habrá en estos momentos en las colas cayéndose a patada, no por meter un gol sino por meter en la cesta, la comida que con tanto empeño el Gobierno suministra y que los cacos y comerciantes enredados en la guerra económica en contra de Maduro, se llevan impunemente a Colombia.
Los “bachaqueros”, amigos lectores y lectoras, son los ganadores del Mundial del contrabando que azota sobre todo, a las poblaciones limítrofes con Colombia, negociando la jugada con los árbitros al frente de tiendas tanto privadas como revolucionarias y cayéndoles a balonazos a las alcabalas y puntos de controles de la vía de la frontera.