¿Hacia dónde vamos? Todos sabemos dónde estamos, en Venezuela con un gobierno de orientación socialista, bolivariano y chavista, no es falsa los problemas complejos heredados en el país, el atraso, el modelo dependiente, rentístico petrolero, la desigualdad social, la pobreza social, y sobre todo las falencias de un pueblo carentes de interés en el ejercicio de los derechos económicos, sociales y políticos, herencia que caracteriza la IV República, retos nada fáciles de resolver al contemplar el paisaje urbano venezolano, los resultados del rendimiento del campo agrícola y el parque industrial venezolano.
Sin embargo; decir que los anteriores gobiernos venezolanos, no son responsables, que no se les puede endosar parte de la responsabilidad y culpabilidad de los resultados del anterior modelo capitalista, es escurrirse, más si se cree, que reparando la deuda social, la deuda histórica con el país es simple “dádiva que no contribuyen a la pobreza”, parece a que al economista Pedro Palma, ignoras las migajas petroleras, lo que J. Giordani afirmó en su testimonio de rendición de cuenta pública, su distribución que ha alcanzado un monto dedicado a la inversión social, calculada en unos 650 mil millones de dólares, para el período 1999-2013. ¿No contribuyen estas migajas del presupuesto público a subsanar la herencia de la pobreza y la dependencia?
En que se invierten las dádivas de Pedro Palma: Cuando llegó a la presidencia de la República de Venezuela, Hugo Chávez Frías, más del 17% de la población vivía en pobreza extrema, y ahora se reduce al 6,97 por ciento. ¿A qué se debió el milagro? Al papel de las Misiones sociales, ¿Preocupa acaso este rumbo a los actores de la economía venezolana?, ¿Es producto el indicador de una economía equivocada, del fracaso del modelo político de control de gobierno? ¿Es incongruente, inoperante con los deseos del pueblo venezolano, el soberano del petróleo?.
El gobierno venezolano tiene control sobre el Estado y el petróleo, ha colocado la renta del petróleo al servicio de su dueño, el soberano y no en nadie en particular como anteriormente sucedía en la IV República, donde la renta estaba a la disposición de la empresa privada capitalista, para su lucro mediante las importaciones, para beneficio de la economía privada, no quiere decir que impida su libre desenvolvimiento apegado a las leyes y regulaciones, por eso vemos los resultado sociales en contraste con las intenciones de quienes están preocupados con el modelo, con quienes piden rectificaciones.
Según el Instituto Nacional de Estadística de Venezuela, INE El organismo estimó que tanto el indicador de la pobreza y como el de la extrema tuvo un repunte en el año 2013 respecto a 2012. “Fue con un repunte del índice nacional de precios al consumidor que estiman conjuntamente el INE y el Banco Central de Venezuela. Ahí están los números a disposición de todo el pueblo venezolano”, sostuvo el servidor público. ¿Pero a qué obedece que los indicadores se reviertan? Según el presidente del Instituto Elías Eljuri: “A pesar de que la alta tasa de inflación, producto de la guerra económica desatada por los sectores enemigos del gobierno, la pobreza medida por ingresos en Venezuela pasó de 21,2% de la población en 2012 a 27,3% en 2013, lo que significó un incremento de 6,1 puntos porcentuales”.
Quiere decir la elevación por parte de la empresa privada capitalista de los precios conspira contra la disminución de la pobreza socia, de allí que su resultado expresado por la ofensiva de la empresa privada contra el gobierno sea, de acuerdo con el INE, la tendencia se mantiene en la pobreza extrema que pasó en el mismo periodo de 6,3% a 8,8%. No obstante estos resultados, el titular del INE dijo que en una década de Revolución “los programa sociales han creado unas bases sólidas para contrarrestar el impacto de la coyuntura económica adversa por la que atraviesa el país”, la guarimba y el golpe suave.
¿Debe el rumbo de la revolución bolivariana, responder a satisfacer las necesidades humanas y sociales o rectificar? ¿Que lo frena? La guerra económica (especulación de precios, acaparamiento de inventarios, escasez de oferta, huelga de inversión, desabastecimiento de bienes básicos) todo ello “acosan” al gobierno bolivariano, tratando de crear adversidades sociales y políticas, caos sembrado por grupos privados económicos capitalistas, que se resisten a controles de precios, partidarios de liberación de precios (inflacionistas), que venden productos caros, alterando la calidad y la cantidad, ejerciendo monopolios en la distribución de bienes en “línea con los interés privados” para racionar las ventas en el mercado, todo por salida del gobierno, de Nicolás Maduro, legítimo representante del pueblo venezolano.
La empresa privada se siente hoy “acosada” por el intervencionismo del Estado, siente poco estímulo para la inversión, desean una porción mayor de los petrodólares de la renta pública, por eso no quiere transferencia del gasto a las misiones sociales, al dueño soberano del petróleo, cuando es ella, la acosadora, la que atropella a los ciudadanos, a los consumidores, con la escasez, el desabastecimiento y la inflación (especulación de precios), la empresa capitalista cree estar atropellada porque el gobierno en su ofensiva económica la fiscaliza, para evitar la especulación de precios en los agraviados, los ciudadanos que acuden a las empresas privadas que ofertan los productos o bienes básicos, de allí que niegan al gobierno, el derecho de intervenir pese que es al gobierno quién le corresponde la lucha contra la inflación al lado de la contraloría social de los ciudadanos, contra los abusos de precios de los capitalistas que adversan el desarrollo social, la igualdad social, un nivel de vida equitativo para todos (as).
Veamos si son falacias de gobierno o de las empresas capitalistas. Las empresas privadas son quienes asumen la venta de la producción y distribución de bienes y servicios en el mercado, de los servicios públicos, el gobierno y la empresa privada no pueden escurrir su corresponsabilidad, si hay caos, “ineficiencia, destrucción y depauperación” a causa de las expropiación, es un proceso motivado a partir de la desinversión privada en el campo agrícola y privado, no es menos cierto que el cierre de empresas, disminución de la producción, responde a intereses políticos privados, a la guerra declarada contra el gobierno, a “los vicios de la especulación” estimulados por el lucro, que atenta contra la capacidad de compra de los venezolanos (as), producto de los deseo de elevar los precios para estimular el proceso de acumulación, proceso que la empresa privada se resiste graduar su tasa de ganancia. Sobradas hay pruebas de lo dicho en el proceso de la lucha ofensiva del gobierno contra la empresa privada por la usura y la especulación.
Mejor confesión no puede haber, como dicen los abogados a confesión de parte, relevo de prueba, en su artículo ¿Hacia dónde vamos?, publicado en el semanario español Latinexpress, el 05-11-7-2014, por Pedro Palma declara: “los múltiples desequilibrios que afectan a la economía, la elevadísima y creciente inflación que depaupera a la población, la escasez y el desabastecimiento, la desenfrenada corrupción, la contracción de la actividad productiva y el deterioro de la calidad de vida”. ¿Quiénes son los responsables por la inflación en el mercado? La empresa capitalista privada que se lucran, luego los capitalista le endosan la responsabilidad de los precios del mercado al gobierno, como dice Palma parafraseándolo: No puede continuar la farsa de endilgarle a otros las culpas propias, quien acusa y amenaza a los supuestos culpables, y a la vez pretende sustentarse en defender a los ciudadanos (as)a condolerse de su pobreza cínicamente, del menoscabo de su capacidad de compra, y resulta que son responsables de los aumentos de precios en el mercado, del deterioro de la calidad de vida, de la precariedad laboral, eso sí inculpan al gobierno de la responsabilidad de la inflación, pero que el gobierno no intervenga en la economía, tamaña falsa y cinismo de la empresa capitalista venezolana que no ve la viga que tiene en su ojo, pero ven la paja ajena.