Como una gran conquista laboral se ha considerado la restricción de las labores nocturnas a lo largo de nuestra frontera con la hermana República de Colombia. El gobierno nacional, haciendo cumplir la vigente Ley Orgánica del Trabajo, prohibió el desplazamiento vehicular y de todo tipo hacia Colombia entre los horarios de 10 p.m a 5 a.m., con el fin de que los trabajadores que por allí laboran, puedan tener un merecido descanso nocturno y sea a pleno día y en horario normal, cuando puedan cumplir con las faenas que tan dignamente realizan para beneficio de ambas poblaciones fronterizas.
Estas medidas me recuerdan a las que tomó el marido, al enterarse que su mujer le estaba poniendo cachos con un vecino, apenas salía a trabajar en la mañana y para solucionar el asunto decidió buscarse un trabajo nocturno.
Si las causas que originan al contrabando de extracción hacia Colombia, fuera por el horario en el cual se realiza, diríamos que es una medida adecuada, pero todos sabemos que no es eso. ¿A quién se le ocurriría haber aconsejado semejante estupidez?. No niego que se puedan reducir los índices y que de 40 mil toneladas, podamos bajarla a 20 mil. Pero eso no es el problema. Es que entre dos naciones hermanas esta situación es inadmisible. ¿O es que en verdad son hermanas?.
¿Es que no hay ningún economista de la revolución, que le diga al gobierno que el problema es de índole monetaria y que las decisiones deben tomarla ambos gobierno estableciendo una paridad cambiaria de ambas monedas nacionales?. Mientras que por un peso colombiano, sean necesarios veinticuatro bolívares, para hacer el trueque monetario fronterizo es imposible evitar el contrabando de extracción de aquí para allá. En un tiempo la relación era al revés y los venezolanos invadíamos todos los fines de semanas a Cúcuta, extrayendo como bachacos, todo lo que de allí podíamos sacar.
En uno de mis artículos aconsejé al gobierno nacional que instalara consultorios de la Misión Milagro en todo el eje fronterizo, a fin dotar de lentes de aumento a todos nuestros guardias nacionales, pues los camiones de mercancías y las pimpinas de gasolina les pasan por el frente y no los ven. –ahora como sólo van a trabajar de día, lo aconsejable es que les den lentes obscuros para que el sol no los encandile.
En serio y sin ironías, pienso que ya es el momento de enfrentar al contrabando de extracción y considerar como enemigos de la patria a quienes lo estimulen y lo realicen. Seguir haciendo concesiones, por una mal entendida “hermandad”, nos deja muy mal parados como Nación. O nos hacemos respetar o nos siguen mamando el gallo y “después de ojo sacado no vale Santa Lucia”.