Sin querer queriendo, me he visto involucrado en un debate en Aporrea, con padres preocupados porque a sus hijos les están negando los dólares, que según ellos, deben dárseles para que se vayan al exterior a estudia lo que ellos quieran.
El primer papá es el Sr. Darel Jiménez, cuya hija terminó el bachillerato y le dio ganas de irse a USA a estudiar inglés, mientras le sale el cupo en una de nuestras universidades autónomas. Resulta que éste padre acusa a CADIVI-CENCOEX de haberlo sometido a una larga tortura de gestiones burocráticas y además de haber hecho gastar más de 80 mil bolívares sin resultados positivos a favor de su solicitud. Este señor ni se ocupó de responderme a la duda que expresé sobre su existencia real, cuando le escribí que su denuncia era chimba.
Hoy aparece otro señor, de nombre Ángel Casanova, que sí parece más real, pues ha escrito 28 artículos en Aporrea desde el año 2011 y me acusa haber llegado a descalificaciones apresuradas. Lo primero que hace es justificar su argumentación con: “Los países rezagados en lo social, cultural y económico como es nuestra Venezuela requiere que sus reservas intelectuales jóvenes adquieran los conocimientos en lo tecnológico y cultural de países que nos llevan la delantera en esos conocimientos. Ejemplos como Japón, Korea, China, India para no mencionar otros..”, Hasta allí está bien. Lo acompaño en su planteamiento. Eso pensó CAP con su Fundación Ayacucho y el Comandante Chávez lo mantuvo y todavía lo mantiene Nicolás Maduro.
Bastante jóvenes hemos educado en nuestras universidades, luego enviados al exterior a especializarse y más nunca regresaron a nuestro país para dar su aporte al tan deseado desarrollo En el caso particular del señor Casanova, su hija tiene dos Maestrías y va hacer un postgrado a Japón y necesita aprender ese idioma para tener éxito en sus estudios, muy distinto al caso de la hija menor de edad del señor Derel, quien culminó el bachillerato y se quiere ir a USA a un realizar un curso de inglés, mientras le sale el cupo. (Coman ma Mey).
El señor Casanova arremete contra mí aduciendo que “ En primer lugar no quiero sacar una conclusión apresurada para no caer en el campo de Juan Veroes, basándome en su artículo deduzco que las actuaciones a nivel de la burocracia pública está bien, todo color de rosas , la revolución va sobre rolineras sin fricción….. “,Cuando yo en ningún momento he dicho y ni sostengo que ésta “revolución va sobre ruedas y que todo es color de rosa”, simplemente quise llamar la atención sobre la existencia de articulistas que usan nuestra página web para atacar al gobierno y sus instituciones haciéndose pasar por revolucionarios. Aunque ahora y pensándolo bien ¿Por qué tenemos que darles dólares a alguien para sólo ir a un curso de inglés a los USA , cuando lo importante que es la gramática y aprender a traducir textos, lo puede aprender aquí para tener éxito en sus estudios universitarios?. ¿No dice la oposición que éste país está quebrado y que no hay dólares ni para importar medicinas?
Concluye el Señor Casanova, haciendo gala de la prepotencia con que suelen tratar a la gente nuestra clase media, con: “Finalmente, deseo que algún funcionario competente lea este escrito y abra una averiguación de por qué los estudiantes que han solicitados divisas para hacer estudios en el exterior no le tramitan sus solicitudes a tiempo y casos como mi hija que ha hecho sacrificios para alcanzar mayores logros se encuentre prácticamente varada en el extranjero en la espera que le aprueben las ansiadas divisas”. Como éste es un gobierno incompetente, como sostiene la oposición, es muy probable que el señor Casanova no consiga a ningún funcionario competente, que lea su artículo y su hija, que tiene todo el derecho del mundo de recibir los tan ansiados dólares, se quede sin ellos y perdamos dos votos más, para las próximas elecciones parlamentarias.
¿No será posible que dentro de la página web Aporrea, se pueda crear una sección donde puedan escribir (decentemente) personas de la oposición que se identifiquen como tales?. Así acabamos con esa disfrazadera de estar diciendo que son revolucionarios, sin serlos. Digo yo.