Ya iniciado en Venezuela el reacomodo de la economía por las secuelas que terminaba de dejar el 18 de febrero de 1983 “Viernes Negro” la esperada pero no deseaba devaluación del signo monetario venezolano, hizo que se despertaran loables iniciativas y emprendimientos que dieron nacimiento a los productos genéricos “Tapa Amarilla” a pesar de su buena calidad, siempre privaba y priva la publicidad, que hace mella en el subconsciente del consumidor e incita a elegir y comprar “marcas”
Los tapa amarilla, eran productos marginados por los consumidores a pesar de tener precios competitivos y calidad el producto, pero, ah….! era otra Venezuela, los anaqueles de las bodeguitas mas humildes de un barrio hasta los grandes supermercados de cadena, estaban a reventar de productos, había la posibilidad de elegir y ahí entraba a jugar un papel importante la marca y la experiencia práctica de la ama de casa, que siempre impone su decisión cuando se trata de estos menesteres; por la mente e imaginación del ciudadano jamás había pasado tener hoy a esta “Venezuela Saudita” desabastecida, aun se vivía la dolce vita mayamera del “ta’ barata dame dos” en fin, fueron otros tiempos.
Ahora Venezuela es otra, hoy los productos “tapa amarilla” son codiciados a pesar de no contar con publicidad que incite a su compra y uso, de ello se ha encargado el brutal desabastecimiento que esta viviendo toda la comarca venezolana, que también hace que escaseen estos productos.
Ya al pasar por un anaquel y ver la tapita amarilla del producto no le produce escozor al consumidor, lo toman en su cesta o carrito con la resignación de que “agarrando aunque sea fallo” a eso ha llegado Venezuela, sin que el gobierno haya podido arreglar las cargas y salir adelante.
Esta el venezolano acostumbrándose a vivir sin saber qué es lo que realmente le pasa; ya el Banco Central de Venezuela y El Instituto Nacional de Estadísticas no publican oportunamente y como la ley ordena, las cifras de inflación y el índice de escasez, entre otros indicadores, lo que genera incertidumbre y desazón entre quienes siempre quieren y han querido una Venezuela distinta.
Es muy difícil y de consecuencias impredecibles la actual coyuntura económica del país al que de cada 100 dolares que le ingresan, 97 provienen de la renta petrolera, la siembra del petróleo se ha quedado en una quimera, y difícilmente se puede seguir con un modelo económico que agota los ingresos petroleros por las altas importaciones y el gasto corrientes.
Si el país no avanza en un modelo productivo endógeno y vigoroso con todas las potencialidades y oportunidades que tiene, debe esperarse tiempos mas difíciles para el pueblo en general y a eso nadie debe apostar.
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