¿Los empresarios y comerciantes están ganándole la guerra a Maduro?

Por más ejércitos de fiscales que salgan a la calles a tratar de frenar la especulación en los alimentos de primera necesidad y por más leyes y decretos que emita el Presidente Nicolás Maduro, los comerciantes que venden directamente al público hacen lo que les da la realísima ganas y se burlan en la cara del desprotegido consumidor, que se resiste o no puede a realizar colas kilométricas para comprar un pollo o un kg. de costillas de res para hacer sopa de fin de semana.

Hoy sábado 29 de noviembre salí con mi compañera a comprar algunos alimentos. Para entrar al Abasto Bicentenario de Mérida (antiguo CADA) había que hacer una cola donde por lo menos habían 500 personas a pleno sol en la calle y hoy les tocaba a los que su cédula de identidad terminaban en el número 8 y mi compañera y yó tenemos cédulas que terminan en 7 y 5. O sea que aunque quisiéramos hacer la cola, para comprar el pollito y el kg. de costilla, no tendríamos acceso a nuestro Abasto. Los militares mantienen un estricto control de acceso desde hace más de dos años.

Decidimos caminar hasta el Mercado Periférico de la ciudad, lugar que por ser un mercado municipal que tiene muchos años de fundado y que fue construido con dinero del Estado venezolano, para servir como centro de consumo popular para vender más barato que los supermercados. Nos dijimos allí debemos encontrar mejores precios. Cuál no sería nuestra sorpresa que al preguntar en la primera carnicería nos espetaron en el rostro que el Kg. de pollo costaba Bs. 150.oo. Casi nos da un soponcio y decidimos buscar otro lugar que por lo menos tenía los precios colocados en un cartelón que decía: POLLO BS. 43- COSTILLA DE RES BS. 45.

Más contentos que muchacho comiendo moco, nos sentamos a esperar que nos atendieran para comprar un pollo mediano y un Kg. de costilla de res. Cuál no sería nuestra sorpresa, cuando uno de los dueños del establecimiento nos dice que el pollo vale Bs. 95 el Kg. y el de costilla vale Bs. 180. ¿Pero señor ahí dice que el pollo vale Bs. 43,oo y la costilla de res vale Bs. 45,oo?. “Eso es lo que nos obligan a colocar allí los funcionarios del gobierno, pero nosotros no podemos vender a esos precios, pues quebraríamos y nuestros hijos se quedarían sin pan”. Eso más o menos nos dijo el dueño, quien comenzó a inquietarse pues le estábamos robando su valioso tiempo para atender otros clientes.

Si en el primer negocio nos ofertaron el Kg. de pollo a Bs. 150,oo y éste nos lo ofreció a Bs. 95,oo decidimos comprárselo a éste último. Nos preguntó que si lo limpiaba y picaba y le dijimos que sí, y el pollo que daba un peso bruto de 1.750. gr. Se transformó en una bandejita plástica de 1.254 gr y pagamos por ella Bs. 165.oo.

¿Y por qué todo este cuento? ¿y a quien puede importarle eso, cuando ya el gobierno decretó un aumento de sueldo del 15% y la cesta ticket aumento del 0.50 a 0.75%?. ¿Tengo razón cuando digo que el gobierno está perdiendo la guerra económica?

Aunque no hay ninguna justificación posible para que los comerciantes se burlen de esa manera del Presidente de la República, uno hasta podría entender que una carne de costilla regulada por el gobierno en Bs. 45.oo el Kg, la vendan en Bs. 90.oo (o sea el doble) pero de allí a venderla en Bs. 180.oo es por demás grotesco y grosero. La Ley insigne de Precio Justo, queda de tal manera devaluada que ni de papel toalet sirve. ¿Dónde están los miles de funcionarios públicos que deben hacer cumplir esta Ley de la República?. ¿Es que el gobernador Ramírez no está enterado de esto?.

Uno se pregunta: ¿ Es que el gobierno regional y el nacional están peleados?. ¡¿Es que está pasando lo mismo que cuando Porras era gobernador y Chávez era presidente, y Porras decía: “Chávez manda en Miraflores y aquí mando yo?”!

En Mérida particularmente hay un sector de la población que no puede ser considerado como ubicado en la pobreza atroz, pero tampoco está colocado dentro de los niveles de Clase Media Baja y que apenas el grupo familiar recibe unos dos o tres salarios mínimos para subsistir con dignidad, por tener vivienda propia. Ese sector aborrece el tener que levantarse de madrugada y pasar toda la mañana haciendo colas para comprar alimentos. Creemos que no merecemos eso. Que tenemos derecho a poder comprar sin pasar por esas humillantes colas y tampoco ser robados por los inescrupulosos comerciantes que se aprovechan por la ausencia del Estado que garantice el cumplimiento de las leyes.

Preferimos al buhonero informal, que nos roba sin hacer burlas de nosotros, que al comerciante formal, que coloca precios inexistentes y se niega a dar facturas y comprobantes para ocultar sus fechorías y así evitar que les caiga el peso de la Ley.

Presidente Maduro, la suerte de esta revolución bolivariana está en juego, no es dejando de aplicar la Ley y haciéndose la vista gorda ante las violaciones que realizan estos depredadores del bolsillo de los venezolanos como vamos a defender el legado de Chávez. Aquí no hay vuelta atrás, o nos cogen o los cogemos. Después “no vale llorar como niños, lo que no supimos defender como hombres”

Si en algún lugar del país la “guerra es a muerte” es en el estado bolivariano de Mérida. Los Realistas controlan políticamente a la Capital del Estado y a toda la economía regional. Aquí nuestros más íntegros patriotas han sido liquidados y nuestras vanguardias revolucionarias han sido penetradas por la negligencia, la apatía y la desesperanza. O envían refuerzos o perecemos. Aquí no podemos optar entre vencer o morir, pues nuestras fuerzas agotadas están a punto de perecer. El envió de tropas, pertrechos y valores éticos para la batalla legislativa, es impostergable.


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Juan Veroes


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