Si hay algo en lo que el capital es eficiente, es en su capacidad de naturalizar las cosas, es así como observamos que el término bachaqueo (que no es otra cosa que darle una connotación a una acción de sobre-consumo adoptada por la sociedad) es utilizado con total normalidad a la hora de referirnos a la compra y especulación de algún bien o servicio y quienes llevan a cabo la labor de revender se asumen así mismo con “orgullo”, bachacos.
Este patrón de conducta es propio de sociedades en la que la vida gira en torno al consumismo, difuminando las contradicciones de clase y en muchos casos provocando la confrontación y la explotación de los pobres contra pobres.
Al respecto zygmunt bauman en su libro vida de consumo nos dice lo siguiente:
“En este sentido, la sociedad de consumidores no reconoce diferencias de edad o genero ni la tolera, estas sociedades obligan a sus “pobres” a consumir en objetos sin valor para no caer como grupo estigmatizable o ridiculizado, paradójicamente el “no consumo” refuerza y legitima el rol de “inferior” frente a la clase que consume”
Pero no quiero ahondar en el fenómeno sino hurgar en la esencia del mismo, en la totalidad veamos:
En los últimos días he escuchado varias opiniones sobre el tema, sobre todo me llamó la atención la entrevista generada en un programa de radio conducido por una pareja de periodista, en la que le preguntaban a un economista ¿Cómo se puede entender el fenómeno del bachaquero?. Ante la interesante interrogante, la respuesta fue, “grupo de personas que como hormigas sacan productos de un sitio y lo trasladan a otro”.
Es necesario que más allá de las preferencias políticas comencemos a tomar las cosas con seriedad y más aún cuando se trata del país, analizar la conducta de sectores de la sociedad que se movilizan en cuanto a patrones de conductas inducidos, bajo una estrategia de homogenización de la sociedad convirtiendo al individúo en un sujeto hipnotizado a través de la mas media, formando parte de una masa en la cual pierde toda conciencia, voluntad y discernimiento, el sujeto queda pues, en manos del hipnotizador.
La masa es impulsiva e inestable motivada por una sobre estimulación de sus necesidades básicas (El consumo es el más característico) es totalmente influenciable, por ello que las operaciones psicológicas se enfocan en generar pánico en la misma, pues el peligro está cuando ésta entra en pánico.
La guerra económica es una estrategia bien planificada y se arraiga en la característica psicosocial del venezolano, cuya mayor expresión es el complejo de migración ascendente e inmediatista producto del modelo rentista petrolero.
Es necesario entender que el bachaquero no es el culpable de la crisis económica, es solo una consecuencia de la inoperancia del aparato burocrático, su conducta responde al proceso en el que el individúo se aparta de toda norma social, formando una masa incontrolable, acrítica, voluble y que solo piensa en satisfacer una necesidad.
No es por medio de mecanismos coercitivos, como el uso de la fuerza pública o la estigmatización para que se produzca una confrontación entre la misma clase social, la que va a poner fin a este fenómeno producto del modelo de acumulación rentista petrolero que tiene efectos arraigados en la mentalidad y en el nivel cultural del pueblo.