De verdad que viendo la actitud de los comerciantes acaparadores y especuladores, no sé qué es peor si tener la madre loca o lidiar con la voracidad monetaria de esta gente que, estimulada por la guerra económica de la oposición, no se cansan de estafar al pueblo. Me disculpan la crudeza y el excesivo coloquialismo de mi expresión, pero es casi imposible mantener la cordura con esa actitud expoliadora de estos vendedores rapaces.
Aclaro que no me refiero a los comerciantes honrados que los hay, sino a los hampones, a esos que quisieran quitarle al cliente todo el dinero en la compra de un fosforo, de un huevo; hacerse ricos con la venta de una papa, un tomate…
Más tarda el Gobierno revolucionario en intentar alguna solución, que esos comerciantes delincuentes en ingeniarse un mecanismo perverso para torpedear, y sacarle el dinero a la gente del bolsillo con la compra de una rama de cebolla.
En el Zulia ante el brutal "bachaqueo" que, repito, produjo la guerra económica de la oposición, el Gobierno regional aplicó una medida que aún está en prueba, tendente a reducir las inmensas colas en los mercados.
La decisión consiste en que los artículos regulados se vendan solo con tarjetas de débito, de crédito, pues bien, ya los comerciantes bandidos están cobrando el 25 por ciento por el uso de la de crédito y 10 por la de débito. Y así reaccionan a cada acción del Gobierno, apenas la anuncian, comienza el saboteo, el atraco, la agresión en contra del pueblo. Dios nos libre de que esa oposición llegue al poder.
Y siempre con el mismo cuento, no hay dólares y cuando se los dan, se los roban, no los invierten, sino que los venden en el mercado negro. También esconden la mercancía y después dicen que hay escasez.
Por un lado la Sundde y los cuerpos de seguridad desmantelan las "conchas" con los productos acaparados y, por otro, ellos los siguen escondiendo. No dan tregua, no se cansan, mientras de hacerse de dinero fácil se trata.
La situación se ha vuelto un círculo vicioso, un juego criminal, que desestabiliza y descontrola a tal punto, que como dije al principio: no sé qué es preferible si tener la madre loca o lidiar con estos comerciantes malhechores.
