En Venezuela ha surgido una banca paralela fuera de la supervisión del Estado y por lo tanto ilegal, que como si fuera poco se dedica a cobrar hasta el 25% de comisión para que el pueblo pueda retirar el poco dinero que mantiene en su cuentica.
Es el caso que un grupo de mafiosos en cada ciudad actúan impunemente, en componenda con comerciantes y empleados de la banca privada y pública, contra la población, "vendiéndole" efectivo, previo pago de la comisión ya mencionada.
El problema se origina como consecuencia del "corralito" que la banca le impuso al pueblo.
Bien es sabido que los bancos sólo permiten retirar (independientemente del monto de dinero que el ciudadano tenga en sus cuentas) una cantidad tan ridícula que no alcanza ni para comprar un desayuno decente.
Esta situación obliga a centenas de miles a recurrir a la banca paralela y a pagar una comisión que ha venido creciendo hasta convertirse en un vulgar atraco.
No hay dinero en los bancos, pero los estafadores de la banca paralela venden millones y millones de bolívares al día.
Es obligado, entonces, preguntarse: ¿de dónde sacan el dinero?
Si todos sabemos quienes son y donde están ¿por qué no los atrapan? ¿Quién los protege? ¿Es que acaso es muy difícil revisar sus cuentas e indagar de dónde procede el dinero que amasan?
Allí hay de todo: usura, especulación, lavado de dinero, evasión de impuestos y ataque económico a la nación. Sin embargo, ni el gobierno local, ni el regional ni el nacional parecieran preocuparse por como estos hampones atentan contra el ciudadano.
La banca participa en este delito a través de sus funcionarios. Estos suministran grandes cantidades de dinero (que le niegan a los ahorristas) a los de la banca paralela, banqueros usureros, previo pago de una comisión que normalmente es de 5%.
Bastaría con revisar las cuentas de las cuales se retiran grandes sumas de dinero diariamente para darse cuenta quienes son los delincuentes dentro y fuera del banco.
Los comerciantes inescrupulosos (perdonen la redundancia) representan la tercera pata de este trípode infernal.
Unos actúan como banqueros ilegales y otros venden su efectivo a esos hampones con 5 y 6% de comisión, para que estos especulen al pueblo.
A estos bastaría conque el Seniat les hiciera una visita y tres preguntas, para que quede en claro a que se dedican.
En tiempos de constituyente sobre esto habrá que legislar, pero la justicia no puede seguir esperando y el pueblo menos.