Estamos viviendo el peor conflicto de nuestra historia, lo que ocurre en pdvsa es un reflejo de lo que somos como pueblo, como cultura, como sistema, desde el jefe de estado, hasta el más modesto de los ciudadanos, en algún momento de su vida se ha comido una luz de un semáforo o ha transgredido alguna ley, eso es imposible que podamos negarlo, desde hace mucho tiempo, quizás generaciones completas, nos hemos acostumbrado a considerar lo ilegal como legal, bajo cualquier justificación y hemos permitido que se imponga la cultura del menos malo, es decir somos un pueblo acostumbrado a la trampa, al chanchullo, al sobrevivir como sea, el 80% de nuestra población vive en barrios.
Si uno revisa los registros oficiales se denominan urbanizaciones pero en realidad son barrios, en donde las necesidades de todo tipo abundan, lo que pasa es que siempre los maquillamos, metemos la tierrita debajo de la alfombra, el conflicto de hoy producto de toda esa falsa vida que hemos vivido siempre y que nos explotó en la cara, asi sin más, sin avisar siquiera, ahora nos tiene atormentados a todos y sin saber qué hacer, 22 elecciones en 18 años no han servido para nada pero nos vanagloriamos de ser el país más democrático del mundo pero no hay familia de ese 80% que no tenga en su seno un delincuente, directa o indirectamente pero insistimos en decir que como son delitos menores y en muchos casos cometidos por menores de edad, bueno no importa mucho y hasta hacemos mofa de ello.
Las cárceles se han convertido en verdaderas escuelas, universidades del delito, los pranes mandan, tienen poder, los denominados trenes le dan órdenes a las diferentes bandas delictivas a que impongan un orden según sus intereses y a nosotros lo que nos toca es obedecer o sino nos plomean como se dice, las gobernaciones, ministerios, alcaldías y entes del estado son verdaderas agencias de empleo y allí solo trabajan los amigos de o los conocidos de, o los recomendados por, los partidos políticos igual, los de ahora y los de antes son lo mismo, llega el que más grita, el más guapo, el más lanzao.
Les voy a contar una anécdota que viví personalmente porque sucedió hace años, en uno de los barrios donde me tocó vivir, en una casa de dos plantas, bien bonita, llegó una familia, que en principio se comportaba muy amable con todo el mundo y comenzaron a compartir con ellos todo el que quisiera ir, pasado un tiempo se hacían tremendas rumbas, licores, parrilla, música y a gozar todo el mundo cuanto quisiera, como era previsible era la familia más querida por todos, ayudaban a todo el mundo, un día el dueño de casa, se lanzó a una concejalía y arrasó, hizo sus contactos en esa vida política y cuando hubo logrado una gran fortuna, desapareció y nunca más supimos de esa familia, como llegaron se fueron, bueno eso es lo que somos y por más que queramos ocultarlo es imposible.
Todos hemos sido cómplices por acción u omisión de lo que tenemos en frente, un país destrozado, un país saqueado por las diferentes tribus, que en nuestra historia han sido, son y serán, a menos que hagamos algo y lo hagamos ya, Eulogio y Nelson no son sino dos víctimas de su propia ambición, el coco Sosa es otro ejemplo, el niño no se conformó con atrapar a la hija de Chávez, que ya es bastante decir, no 29 millones de dólares de por medio asi lo demuestran y cuidado si no hay más y cuantos cocos hay, cuantos delpino hay, cuantos nelsones hay, cuantos ¿…?, cientos, miles, millones, cuantos ¿….?, a cuantos militares más se necesita llevar a la justicia para entender de que lamentablemente tenemos una fuerza armada corrompida, a cuantas policías más se van a intervenir para entender que tenemos unos cuerpos policiales que son más delincuentes que los mismos delincuentes y que no hay universidad de la seguridad que nos salve de ello, cuantos diputados y ahora constituyentitas tienen zapaticos y corbatas que ninguno de nosotros pudiera comprar ni que trabajáramos diez vidas más, cuantos ¿….?.
Como verán aquí no hay nadie que pueda lanzar la primera piedra y ya hay unos cuantos que han lanzado un camión, si este enorme conflicto que apenas comienza y de cual no se conocen ni sus extremos ni mucho menos sus consecuencias, no ha de servirnos para avanzar y no para hundirnos como pueblo y que debemos todos, absolutamente todos unirnos como pueblo y con la fuerza de una verdadera revolución tomar medidas drásticas, llamar a una consulta nacional para proponer un plan de reconstrucción nacional en donde nos veamos reflejados todos y cuando digo todos es todos, no sé si habrá tiempo y voluntad política para eso pero valdría la pena intentarlo.
P.D.
Del 20 % de la población no voy a escribir porque esa es harina de otro costal y pronto espero escribir sobre ello, si Dios quiere