Resulta un tanto difícil para quienes tenemos compromiso moral con este proyecto histórico, asimilar lo que viene ocurriendo en torno a la administración del estado y sus recursos, el uso del poder como una especie de patente de corso otorgada por el pueblo en cada periodo electoral y la lamentable conducta destructiva de quienes han tenido la responsabilidad de convertir la gestión bajo su mando, en festín de caníbales, en bacanal ostentoso, en descarado usufructo del cargo y el consecuente tráfico de influencias, que como pesado fardo, sigue cargando la revolución bolivariana, hoy maltrecha por tanta incapacidad, por tanta ineptitud y tanta indiferencia de quienes deben defenderla.
Los últimos acontecimientos causan en el colectivo profundo pesar, ver el nombre de personajes emblemáticos involucrados en hechos de corrupción, figuras que acompañaron al presidente Chávez en momentos estelares y que vimos dar batalla nacional e internacional para rescatar la confianza en nuestro país, además de sus capacidades, reflejaban honestidad y compromiso con la consolidación de un nuevo concepto de soberanía, asociado al cumplimiento de tareas y el alcance de objetivos muy bien definidos por la republica en el control pleno de nuestros recursos naturales a partir de los sucesos de abril de 2002.
No vamos a entrar en ese juicio a priori que algunos interesados utilizan por argumento, para ganar indulgencia con quienes están al mando, ni vamos a condenar abiertamente a quienes hoy son razón de primera página para los principales diarios del país, tampoco vamos a despachar de un plumazo el tema de la corrupción con la detención de altos ejecutivos de PDVSA, sabiendo que hay cuentas pendientes en otras áreas, ligadas de manera permanente a denuncias y personajes que siguen estando al frente de responsabilidades de gobierno, y que todavía no rinden cuentas ante el país.
Hay mucha tela que cortar en esto de la corrupción, que de manera ideológica la asociamos al sistema dominante, toda lucha contra el individualismo y la ganancia fácil, contra la discreción del nepotismo y el complejo de sultán que adquieren los que sin estar preparados, accedieron a espacios por donde transita el dinero y se acomodaron junto a sus familiares y amigos para gozar de la teta del estado y alcanzar el estatus con que siempre habían soñado, solo es posible; si desmontamos la estructura ideológica y cultural, impuesta por quinientos años, y que responde a una serie de antivalores que subyacen en la concepción del poder, del orden subordinado a la pleitesía, al pago de favores y al elogio enfermizo a quien ocupa el cargo aunque sea analfabeta funcional.
No tenemos nada que agradecer al fiscal general Tareck William Saab, por avanzar con paso firme en el cumplimiento de lo que consideramos sus deberes, inherentes al cargo, por mandato constitucional y por clamor de la ciudadanía que sigue viendo en la impunidad de los delitos una gravísima falla de nuestro proceso. RECONOCEMOS, eso sí, y valoramos grandemente su atrevimiento para enfrentar mafias que tomaron por la libre, funciones de estado y han hecho un gran daño al patrimonio y al cuerpo moral de la nación. Pedimos, imploramos, solicitamos que se le brinde la seguridad necesaria para resguardar su integridad física y la de su familia, los intereses que está enfrentando, se pueden considerar similares o mayores a los que le tocaron enfrentar a Danilo Anderson en su momento, y de eso; ya sabemos los resultados.
Las estructuras encargadas de la justicia, deben actuar en sintonía con la fiscalía para garantizar la aplicación de la ley, el debido proceso y la guerra a muerte contra ese flagelo que amenaza con destruir a la patria, e impedir que se materialice el sueño de construir una sociedad justa y amante de la paz. Tarea en la cual nos sentimos comprometidos hasta los tuétanos, y en disposición de contribuir de manera activa con la creación de métodos efectivos de justicia revolucionaria, transparente y publica.
Mucho nos alegra que los responsables de los delitos contra el erario público, sean castigados de manera ejemplarizante, nuestro país necesita un respiro ante tantos desmanes, aprovechar la disposición del fiscal general y el apoyo brindado por el presidente Nicolás Maduro "CAIGA QUIEN CAIGA" para solicitar que se abran investigaciones en otras empresas del estado en las que la producción se ha convertido en objeto y razón de ser de redes delictivas, instaladas para el tráfico y el bachaqueo, por ejemplo, los alimentos, combustibles, lubricantes, agro insumos, cabillas, cemento, mi casa bien equipada, vehículos, medicinas, equipos médicos, telefonía y otros.
La gestión pública, debe ser puesta en observación, rescatar el papel de la Contraloría General de la Republica, es uno de los pasos importantes en ese sentido. Queremos ver el trabajo conjunto de estos tres organismos del estado, Contraloría, Fiscalía, Tribunales, dando respuestas que hagan recobrar la confianza en nuestras instituciones, que borren de una vez y para siempre, esa noción excluyente y discriminante cuando solo los pendejos caen y pagan condena, se estila que estos "chivos" estén presos por unos días y luego le conmutan la pena por beneficios que no gozan los presos comunes, ante la solicitud de medidas humanitarias por razones de salud, luego tienen la oportunidad de dejar perplejos a los cuerpos de seguridad y aparecer en otro país brindando declaraciones que sentimos como burla a todos los venezolanos.
La oportunidad es de oro para cambiar la imagen que nos hemos ganado a punta de flexibilización de la justicia, de la politización de los delitos y la subordinación a intereses de clanes, tribus, sectores y aparejos que controlan instancias decisorias. Aquí entra en juego el cambio de actitud del ciudadano común, hacer práctica diaria de los valores de una sociedad para la convivencia, el respeto y la participación activa de todas y todos, respaldar acciones como las emprendidas por nuestro Fiscal General, para que sea una realidad la patria nueva.
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