Carlos Erik Malpica Flores es sobrino de Cilia Flores y entre otros cargos de relevancia, ocupó el de Tesorero de la Nación desde septiembre de 2013 hasta comienzos de 2016, y el de Vicepresidente de Finanzas de PDVSA en el mismo período (aproximadamente). Las actuales investigaciones que la fiscalía adelanta con relación a los más altos directivos de la empresa petrolera en los últimos diez años, las cuales han conducido según boca del presidente Maduro a la detención de un centenar de altos gerentes de la industria, incluyendo a sus últimos presidentes y ministros de petróleo, coloca en el tapete el desempeño que tuvo este señor sobrino político del primer mandatario, como administrador por varios años de la empresa petrolera.
Si ahora se ha descubierto que en PDVSA se produjeron una serie de irregularidades en años recientes, es imprescindible que la fiscalía cite como imputado al señor Malpica Flores, pues es evidente su responsabilidad en los hechos irregulares que se investigan.
El pasado 20 de noviembre el propio fiscal informó así: "Las acciones emprendidas durante los últimos tres meses por la Fiscalía General para desmontar la trama de corrupción en la Faja Petrolífera del Orinoco han permitido la auditoría de contratos que se firmaron en el periodo 2011-2016 por un monto de 35 mil millones de dólares. En los documentos evaluados se encontraron sobreprecios de hasta 230 % entre 2010 y 2017, que han causado un gran daño patrimonial. Se ha revelado igualmente el otorgamiento de contratos con sobreprecio en las empresas mixtas Petrozamora y Petropiar, así como en la filial Bariven y en la división Oriente de PDVSA" (http://www.panorama.com.ve/politicayeconomia/Fiscal-Saab-Cerca-de-50-gerentes-de-Pdvsa-detenidos-por-corrupcion--20171120-0040.html).
Queda claro que son investigaciones que abarcan principalmente el período en que Malpica Flores fue el administrador de la empresa petrolera. Al respecto pensamos que el presidente Nicolás Maduro debe responder ante el país una serie de interrogantes derivadas de estas circunstancias.
Es evidente el hecho de que un sobrino de la esposa del presidente de la República haya ocupado los cargos simultáneos de Tesorero de la Nación y Administrador de la principal empresa del estado venezolano obedece a la confianza derivada de la relación familiar. Por tanto es obvio pensar que todas las irregularidades que haya detectado durante su trabajo como administrador de la empresa petrolera se las hubiera transmitido inmediatamente al jefe de estado.
Maduro debe explicar: ¿En qué momento se enteró de que existían irregularidades en PDVSA? Podemos suponer que esa fecha debe ubicarse aproximadamente en el año 2015. Si por medio de Malpica Flores nunca fue informado el presidente Maduro de estas irregularidades, se haría evidente entonces la complicidad del sobrino con la trama de corrupción existente dentro de PDVSA, pues la habría ocultado de manera consciente. Lo que conduce necesariamente al procesamiento de Carlos Malpica Flores como cómplice cooperador de la trama corrupta investigada por el fiscal.
La otra opción es que Nicolás Maduro, estando informado desde el 2015 por medio de su sobrino político Carlos Malpica Flores de la trama corrupta presente dentro de PDVSA, haya omitido la respectiva denuncia oficial ante la fiscalía, e incluso haya mantenido en sus cargos a las decenas de altos gerentes que hoy están procesados, incluyendo los que para ese momento ocupaban la presidencia de la empresa y el cargo de ministro de petróleo. Maduro en ese caso sería cómplice directo de la trama corrupta que el fiscal Saab investiga hoy en nuestra principal empresa, por haber dejado en sus cargos a funcionarios que le estaban causando un daño patrimonial de enormes proporciones a la nación.
Creo que más allá del teatro montado por la fiscalía, es hora de abordar con seriedad el asunto de la corrupción en las empresas del estado y en toda la administración pública. Toda Venezuela ha visto como centenares de funcionarios que en 1998 eran unos "pata en el suelo" ahora son grandes potentados con múltiples propiedades y vehículos (pues sus cuentas bancarias no se perciben a simple vista). De esto se salvan muy pocos en la alta dirección del Estado: ministros, viceministros, diputados, gerentes de empresas, gobernadores, alcaldes, concejales, presidentes de instituciones, etc.
Hasta ahora el gobierno ha respondido de la misma forma que lo hacían los adecos y los copeyanos en su época: extendiendo la corrupción hacia abajo mediante el clientelismo. Pero la perversión del pueblo humilde tiene sus límites en la misma dignidad de una población que ha mantenido una lucha histórica por sus derechos durante por lo menos cinco siglos.
Regalando miserias no será la manera en que se salvarán de la justicia los corruptos que se han apoderado del estado en Venezuela. La hora del pueblo espera su turno para manifestarse.