Los otros daños que la corrupción en PDVSA causó en Venezuela

Durante muchos años, en mi condición de trabajador tercerizado de PDVSA, mantuve mi compromiso desinteresado con el proceso conducido por Hugo Chávez. Aporté a la industria, en momentos difíciles, toda mi experiencia como ingeniero en el diseño y fabricación de equipos petroleros.

Para que no quede en el aire eso de diseño y fabricación de equipos petroleros, quiere decir que participé y promoví desde dentro de la industria, la fabricación en Venezuela de equipos petroleros de diferentes tipos y magnitudes. Para los que conocen el tema: Recipientes a presión, Intercambiadores de Calor, Columnas de Proceso, Reactores, Aeroenfriadores, Calderas, Hornos y otros equipos.

El conocimiento de la infraestructura metalmecánica existente en el país, me llevó desde PDVSA durante muchos años y para diferentes proyectos, a confiar la fabricación de estos equipos con empresas nacionales. Después del paro petrolero, este sector metalmecánico estaba muy deprimido, y con la misión de reactivar este sector se les confió la fabricación de muchos de estos equipos en Venezuela. Así ocurrió y funcionó hasta el año 2010 al 2012 aproximadamente.

¿Qué ha pasado luego de estos años?. Un desplome total de este sector metalmecánico. Ahora bien, cómo puede ocurrir esto cuando PDVSA no ha dejado de comprar e instalar estos tipos de equipos. No se requiere mucha masa gris. Las compras en el exterior a través de BARIVEN, han provocado un deslave en este sector metalmecánico, que se extiende con la pérdida de nuestra capacidad industrial, tecnológica de fabricar bienes y maquinarias, con el agravante en cuanto a la dispersión del personal profesional, técnico y artesanal que están envueltos y definen estos procesos tecnológicos.

Este sector fabril, siempre proporcionó bienes y servicios a PDVSA y otras industrias. Un sector estratégico nacional, que logró incorporar en sus procesos de fabricación un VAN (Valor Agregado Nacional) de hasta un 80 %, hoy día no logra alcanzar en el mejor de los casos un 30 % de VAN. Por lo tanto, no solo provocaron un daño patrimonial a PDVSA, sino el exterminio de la infraestructura metalmecánica del país. Es decir produjo un efecto de tierra arrasada.

Recuperar ese sector, es una tarea ardua, pero en ningún momento debe considerarse difícil. La solución, comienza por dejar de lado las adquisiciones de emergencias de PDVSA, que siempre justifican estas importaciones indeseables. Los fabricantes nacionales, fácilmente pueden iniciar planes de contingencia para reinicio de operaciones. Pero un mensaje a estos últimos: Deberán dejar de lado, las también indeseables triangulaciones en la compra de materia prima, solo con el objetivo de justificar sobrefacturaciones.

Ahora bien, si esto ocurrió con BARIVEN peor aún han sido el efecto de las políticas de aprobación del financiamiento exterior y las asociaciones con capital extranjero. Estos financiamientos y asociaciones que ha firmado el ejecutivo, se siguen ejecutando, con las "inocentes" concesiones cedidas a sus socios comerciales. Una de ellas, dejan de lado la necesaria incorporación de bienes y equipos nacionales, reeditando y emulando la vergonzosa conducta de PDVSA.

Deberán ser más agresivos en las negociaciones con nuestros socios, negociar condiciones más favorables que obliguen a estos proyectos en ejecución a consumir productos venezolanos antes que otro importado, todo esto deberá contribuir a hacer realidad la Venezuela Potencia que el presidente Chávez soñó.



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Rafael Montes


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