Aprovechemos que el Contralor General de la República, Manuel Galindo, plantea combatir el desvío de las cajas Clap, para continuar haciendo denuncias al respecto, porque hasta hoy, ¿cuántos han señalado irregularidades con ese beneficio y qué ha sucedido? Nada. ¿Quién ha hecho algo al respecto? Nadie.
Son muchas las quejas de corrupción que se escuchan en las comunidades, que divulgan los medios de comunicación social, en las redes sociales, sobre la entrega de esos empaques de alimentos y no hay quién las atienda. Ahora se pronunció el contralor general ¡viva Dios!
Ya saldrán algunos queriendo ser más chavitas que Chávez diciendo que el pueblo debe colaborar formulando la denuncia por aquí, por allá, en no sé dónde, estupideces, yo también soy chavista ¿y a quién le vamos a poner la queja? ¿A los consejos comunales que son parte del problema, que se han corrompido en su mayoría? ¿A las gobernaciones y a las alcaldías que las entregan a pesar de las irregularidades? Sucedería como las denuncias que la gente hace actualmente a la Sundde sobre los altos precios. Los comerciantes especuladores ya se deben reír de esas acusaciones en su contra.
La única esperanza que veo es que alguna autoridad que esté por encima de esos entes gubernamentales, de un paso al frente, como parece haberlo dado la Contraloría General de la República, y se aboque a investigar la grave situación. Eso es lo que me motiva a comentar algunas de los desafueros que le escucho a la gente y que vivo en carne propia.
En lo que va de año apenas he recibido dos cajas Clap en la parroquia Luis Hurtado Higuera, municipio Maracaibo, estado Zulia, no sé para donde han cogido las otras, sin embargo, agradezco esas que me han entregado; en medio de esta guerra económica opositora, batallo con la alimentación como supongo luchan en muchos otros hogares del país.
Pero debo decir que la última caja que me llegó estaba repleta de lentejas. Al parecer ese tipo de situación se da por cuanto hay corruptos que las abren interesados en el arroz, la pasta, el azúcar, las salsas, la harina precocida, los enlatados y los cambian por granos.
Una situación digna de investigar. ¿Hay corruptos que de verdad cambian los otros alimentos por granos? Si es así, a esos antisociales hay que aplicarles la ley. Violan los empaques que se deben entregar sellados con los alimentos estipulados por el Gobierno. De todos modos, puedo adelantar que he visto cajas con la cinta de cierre violentada.
Igual debo decir que hay denuncias las cuales afirman que elaboran unas cajas para los sectores mejor acomodados, y otras para los sectores más pobres; en realidad desconozco tal situación, lo que si vi en una oportunidad fueron cajas blancas y otras con el color tradicional del cartón. No sé si eso influye en algo, de cualquier manera, observé que las cajas blancas estaban mejor surtidas.
Me consta también, por lo menos en Maracaibo, que algunas cajas llegan muy fallas en algunas parroquias, y en otras, muy completas, incluso, traen los enlatados que actualmente son un artículo de lujo en Venezuela.
Otra situación que ocurre, sobre todo en los pueblitos más distantes de las ciudades, es que reparten los Clap en camiones, y la gente vinculada al transporte, a los consejos comunales, a las alcaldías, a las gobernaciones, cobran más dinero por el flete que por la caja. Y las amas de casa con hambre pagan, indignadas, pero pagan; lo contrario sería quedar sin comida. ¿Y dónde va a denunciar? ¿Le van a denunciarle a los mismos implicados en esa irregularidad? Sin duda, están atrapados. La gente en esas comunidades está desguarnecida. Como les hacen falta gobernadores y alcaldes realmente comprometidos con el pueblo y la revolución.
En muchos consejos comunales –digo en "muchos" porque no debo generalizar- hacen hasta lo imposible por no entregar el Clap, la razón muy sencilla: quedarse con el beneficio. A veces, por ejemplo, llega un integrante de esa organización comunitaria a un hogar debidamente censado y la señora encargada de recibir la caja no está, salió de emergencia con su bebé al hospital, pues bien, esa familia queda sin sus alimentos, no se los entregan, toda una falta de consideración o vil maniobra, para quedarse con el paquete de víveres.
En ese mismo afán por apropiarse de las referidas cajas, integrantes de algunos consejos comunales, llegan tarde en la noche anterior, para participar la entrega de la cesta al día siguiente, y a exigir como requisito indispensable el pago en efectivo. Por supuesto, las familias que no tengan el efectivo no retiran sus productos, y ellos se quedan con el empaque. O sino cobran mediante el servicio pago móvil y, generalmente, en esos pueblos distantes no hay internet, la gente no puede adquirir el beneficio y, como siempre, las famosas organizaciones vecinales les ponen la mano a los alimentos.
De la misa forma, son frecuentes las denuncias de personas, según la cual, los familiares de los representantes de los consejos comunales, vivan donde vivan, siempre cuentan con su caja Clap, cuando este es un beneficio que se entrega por lista, por parroquia, por sectores específicos, por hogares debidamente censados. ¿De dónde sacan esas cajas que le entregan a sus parientes sin pertenecerles? Ahí está el detalle, como decía Cantinflas, por eso se debe iniciar una investigación seria como la planteada por el contralor Manuel Galindo.
No olvidemos que el diablo está en los detalles. Y esta revolución tiene muchos adversarios, para que de forma gratuita nos ganemos los del pueblo, precisamente, los que soportan nuestra revolución bolivariana, el legado de El Gigante Hugo Rafael Chávez Frías, que sigue el presidente obrero, Nicolás Maduro Moros.