Es verdad: hay una incuestionable corrupción de los sectores de derecha. Insolente. Vulgar. Estrafalaria e indolente. Se han repartido de manera cínica recursos del Estado venezolano desde puestos de elección popular, como Alcaldías y Gobernaciones. A través de contratos mal habidos. Coimas y marramuncias en contubernio con supuestos líderes y burócratas "chavistas". De esos que tienen, por debajo de cuerda, negocios en dólares. Por eso le temen al Petro. Hasta el Presidente Maduro debió reconocerlo hace unos instantes.
Han recibido a manos llenas "dólares preferenciales" enviados por el Departamento del Diablo. Caras duras. Miserables. Muérganos. Pretenden sustituir a la "boliburguesía" y convertirse, en un santiamén, en "petroburguesía". Si lo logran estaremos fritos. Lo de ellos es el poder para los "negocios" y la "mordida". Algunos son hasta socialcristianos ¡Válgame Dios!
Inventaron una ayuda humanitaria que les permitiera hacerse ricos de la noche a la mañana. Algun@s lo lograron. Le sacaron provecho personal a la crisis. El síndrome cucuteño les llenó el buche de licor del bueno. Trafago de meretrices y hoteles preñados de calumnias. Engañaron a nuestro pueblo y se mintieron a ell@s mism@s. Suci@s. Vulgares. Infames. Nunca jamás volverán ¡Jamás!
A la vez. Más triste aún. Son aquellos que ayer juraron lealtad. Aseguraron fidelidad. Se hicieron los comprometidos y honestos. Traicionaron a sus seguidores y ahora viven en palacetes en Italia, en España o en los EEUU.
Se disfrazaron de caperucita "roja rojita". Cuando, en verdad, eran lobos colmilludos. Rufianes. Pérfidos. Astutos. Todo lo planificaron. Tienen la pretensión de regresar, algún día, cacareados con banda presidencial y todo.
Son ejemplo del mal ejemplo. Menos mal hay pruebas. Aunque much@s dudamos, porque su actuación teatral era impecable, ahora, comprendemos porque en el 2014 cuando el Presidente Maduro los criticó se arrecharon.