De vacunas sé muy poco, como que sobre enfermedades y medicinas suelo no hablar, porque eso se lo dejo a los médicos. Eso sí, cuando a estos acudo, espero de ellos la respuesta precisa y eficiente, que no es más que el diagnóstico y lo que debo hacer o hagan por mí, según mi estado, mis familiares. Y, al médico, sigo al pie de la letra, como carajito disciplinado cumpliendo las órdenes paternales o maternales, dicho esto último para que no haya a quien sólo lo primero no guste y hasta lo motive a calificarme. Y no me ha ido mal así, pues he vivido bastante y si se quiere, salvo algunos pequeños detalles, he gozado de buena salud.
No opino sobre medicina ni enfermedades, me limito a seguir al pie de la letra lo que el médico diga y en mis habituales conversaciones, con quien sea, nunca entran esos asuntos. Por qué nada sé y hay tantas cosas de qué hablar de las que uno sabe y, con apremio, necesita aprender. Y ese tipo de conversaciones, entre quienes nada saben de ellas, salvo sufrirlas, a nada conducen, salvo al pesimismo o hacerse falsas ilusiones. Ese rol se lo dejo a los médicos. Sobre enfermedades, me limito dado el caso que me vea forzado a hablar, lo hago sobre los síntomas y efectos que experimenté; no lo hago sobre el tratamiento, no vaya a ser que, quien me escucha, me tome como médico y al "sentir síntomas" parecidos a los míos, opte por auto medicarse. Pongo las comillas anteriores, porque hay gente, ¡son tantos los que he conocido!, que apenas escuchan a alguien hablar de los síntomas de la enfermedad que lo aqueja, inmediatamente comienzan a "sentirlos" y los que es peor a consumir los medicamentos que uno les mencione.
Tampoco opino de la eficiencia de las vacunas, por lo mismo. De eso no sé y no me guío por lo que digan en las redes y hasta algunos médicos, porque "cada pulpero alaba su queso" y la eficiencia de las vacunas ha pasado a formar parte del debate cotidiano y por demás pedestre de los politiqueros y o "politiquitos", como gusta decir a un amigo.
Eso que llaman el debate "ideológico" o de las ideas, que siendo estas las opiniones que cada quien se forma del mundo, de su entorno, en función de sus instrumentos, intereses e ilusiones, hace de unas vacunas malas o buenas, según su procedencia "ideológica". Para unos, las buenas e impelables son las de USA y las de los países de la OTAN y para otros las de Rusia, China y hasta Cuba. Para los primeros, las de los segundos son malas y viceversa.
Lo único que opino, por vainas de la escuela, es que creo en la ciencia y los científicos del país que sean. Si un equipo de científicos apuesta a la eficacia de su medicina o vacuna, creo en ellos. Pues eso tiene el aval de sus conocimientos, experiencias, procederes y, en fin, honestidad. No es fácil hallar a unos científicos, que siéndolos, se pongan a ofrecer como pertinente una vacuna o medicina de mentira. Si así procediesen no serían científicos sino vulgares comerciantes y embusteros. No me importa la parte del mundo al cual pertenezcan. Cuando la vacuna o la medicina sale al mercado, a la venta, eso no es culpa de la ciencia ni de los científicos, sino de los capitalistas que por sus reales de ella se apoderaron y quieren hacer negocios con la necesidad humana.
Casualmente, por mi estilo de ver las cosas, en estos casos, cuando una medicina dada la premura y las necesidades se vuelve costosa, por encima de la realidad, si suelo decir, "eso no sirve", pues si la gente que la necesita con premura no tiene acceso a ella, pues de nada sirve, es mejor la "modesta" que tengo a la mano y me salva la vida. Que hasta pudiera ser la humilde rama que crece silvestre en el patio de mi casa.
También creo, pues eso forma parte de la realidad, que hay unas vacunas mejores que otras, más eficaces, con más cobertura y hasta mejores para unas personas que otras. ¿Cuáles son? Eso no lo sé. Es posible haya personas que reaccionen frente a una vacuna de manera negativa, lo que no pudo haberle sucedido con otra.
En conclusión, como dije al principio, de eso nada sé.
Todo lo dicho anteriormente se explica por el dato que di arriba, el próximo 3 de septiembre, que es ahora mismo, cuestión de horas, se cumplirán tres meses que me aplicaron la primera dosis de una vacuna, la Sputnik, que goza de gran prestigio. En la tarjeta que me entregaron se me citó para 20 días después cuando me aplicarían la 2da. dosis. Cuando me aplicaron la primera, todo fue de maravilla, hasta como increíble que estuviese en la Venezuela y Barcelona de ahora. La atención fue excelente, cordial y todo transcurrió en perfecto orden y con increíble rapidez.
Cuando acudí por la 2da. dosis, que como ya dije está establecida, anotada en la tarjeta, las circunstancias cambiaron radicalmente. Llegué al mismo sitio dos doras antes de la señalada para estar entre los primeros. Había pocos y pasado el tiempo fue llegando más gente, hasta formar una larga cola. Allí, a diferencia de la primera vez, no había nadie que informase, ni sillas donde sentarse, lo que antes hubo y en buena cantidad. La información fue llegando de manera informal y como un chisme o secreto, "no van a vacunar porque no llegó la 2da. dosis". Y así, la gente comenzó a retirarse. Poco dado a darle valor a lo que los cubanos de antaño llamaban "radio bemba" y ahora circula como en manantiales por las redes, los chismes o noticias informales y nada oficiales y serias, seguí esperando. Ya cansado y casi sólo, me aventuré a llegar al espacio del hospital donde nos llevaron a vacunarnos la primera vez y allí leí una nota pegada a una pared que decía lo que corría como un rumor. "Hoy no se aplicará la 2da. dosis, porque no llegaron las vacunas". Más nada.
Pero al sitio donde se organizan quienes deben entrar a vacunarse no llegó nadie a darle a los allí reunidos esa información de manera oficial. Y el 74224, con anticipación nada nos dijo
En esos días y hasta no hace mucho, se decía, hasta por boca de "expertos" y hasta "sabios", que la 1ra. dosis, tenía una eficacia del 80 % por un mes, tiempo en el cual debía ser aplicada la segunda.
Una vez que la Sputnik de la 2da. dosis no llegó, los mismos "expertos y sabios", extendieron el plazo por 3 meses. Debo dejar claro que entre esos "expertos y sabios", uno halla de todo, médicos y quienes en verdad merecen aquellos calificativos, pero también hay mucha gente por las redes que uno siempre les ve y lee defendiendo todo lo que al gobierno convenga.
Alguna gente, ya cumplió los 3 meses de haberse aplicado la primera dosis, otros como quien esto escribe y ya dije, estamos por cumplirlos y el 74224, el número de la Plataforma Patria, no nos fija la fecha. Suponemos, digo así, porque nada sabemos, esa vacuna no ha llegado, sino que está llegando para aplicar la primera y todavía falta por vacunarse un número inmensamente mayor del correspondiente a quienes se han vacunado, aunque sea por primera vez.
Ante esta incertidumbre, que se hace más angustiante porque el gobierno, como en tantas cosas, no sé si por estar agobiado o por la vieja costumbre del oficialismo nacional de no pararle a los estados de apremio y angustia de la gente, como ahora acontece con el servicio de agua potable en todo el territorio nacional, los salarios, opta por hacerse el loco, comienzan las redes a difundir respuestas presuntamente dadas por "expertos y sabios", que ya no es sólo por 3 meses que protege en el 80% la vacuna rusa, sino por 90 y unos más audaces y optimistas, hablan de 180 días.
Lo extraño de todo esto, es que, ante esas informaciones, que uno no se atreve a negar, porque ya dijimos que de eso nada sabemos y en estas circunstancias no solemos opinar, es que nadie da una explicación y menos sensata, como una vacuna de la cual se habló al inicio que, su primera dosis protegía por 20 ó 30 días, luego la misma pasó a 90 y ahora hasta pudiera llegar a ser efectiva por 180 días. Y según las redes, esto último lo dicen "sabios y científicos", que parecieran ser los mismos que dijeron lo primero.
Aunque, por lo que vengo diciendo, nada de eso niego, no tengo fundamentos. Lo extraño de todo esto, lo que produce rabia y forja en uno muy malas opiniones, es que las autoridades competentes de Venezuela, que no es Maduro, porque no es médico y menos "científico", nada dicen. Y más que extraño, es una muestra de absoluta irresponsabilidad y falta de respeto por la gente, sobre todo por las personas ancianas, universo que fue vacunado con la Sputnik y espera por la 2da. dosis.