Antes de comenzar quiero disculparme por mi ignorancia en este caso sobre el cual seguramente cualquier ama de casa dicta cátedra, pero les confieso, mis amigos lectores, que a pesar de los esfuerzos que realizo al respecto, no entiendo nada sobre lo que pretendo plantearles.
Les hablo de la venta de pollos en los Mercados de Alimentos (Mercal) subsidiados por el Gobierno Nacional y que, particularmente, pienso que es una de las misiones más exitosas del Gobierno Bolivariano de Venezuela.
Pero es aquí donde se origina mi confusión. Nunca he podido entender como en una revolución que, aún con el permanente torpedeo de una oposición recalcitrante, antipatriota, sigue indetenible, avasallante, con el respaldo de la gran mayoría de los venezolanos, no se resuelve la venta de pollos en los Mercal.
No entiendo, repito, como en un Gobierno que se crece en las adversidades, que es capaz de decir aquí hay Copa América y en un “abrir cerrar de ojos”, reestructuró nueve estadios, creo toda la plataforma de infraestructura necesaria y organizó un evento que a decir de los altos directivos de la Conmebol y de la Fifa fue una de las mejores del mundo, sea irregular la venta de este producto en esos establecimientos creados para llevar los alimentos de la cesta básica, a las personas más necesitadas.
Es inconcebible que en un Gobierno en el que se dejara boquiabiertos a los detractores de este país con la construcción del viaducto Caracas-La Guaira en tan solo un año, se evidencien dificultades para abastecer de pollo a la población, por lo menos en los municipios Maracaibo y San Francisco, que son los casos que realmente conozco.
Sé que a estas incertidumbres que me planteo sobrará quien responde sobre la cantidad de pollo beneficiado que consume la población y de sus buenas intenciones para llevar el producto a los sectores de más escasos recursos, cuestión que como chavista y afecto al proceso bolivariano que lidera el presidente Hugo Chávez no dudo, pero que no comprendo cuando llego a un Mercal.
En estos negocios, principalmente, los situados en los municipios que acabo de mencionar, se sabe cuando llega el pollo, por la inmensa cola que se forma para obtener el producto que siempre venden racionado.
Incluso, hay personas que velan los días en que puede llegar el apetecible alimento a precio solidario, para comprarlo en una acción casi titánica.
Por supuesto, que también debe entenderse el alto consumo de la población ante las mejoras económicas que ha experimentado durante el proceso revolucionario, el contrabando de alimentos, alguna otra irregularidad…en fin, pero es incomprensible que un Gobierno que en medio de un feroz sabotaje petrolero haya sido capaz de mover el buque Pilín León, anclado en el Lago de Maracaibo, para derrotar a los golpistas, no pueda desbordar de pollos la población a través de los Mercal.
Quizás haya explicaciones técnicas que justifiquen los desabastecimientos de este alimento, pero resulta difícil creer que no puedan mejorar tal situación, más cuando son tan obvios los alcances de este Gobierno. Escribir los logros de este proceso me llevaría todo el espacio que dedico a este escrito. Y no exagero.
Pero desde que se creo oficialmente Mercal en abril de 2003, la venta de pollo ha sido una piedra en el zapato para los compradores, que deben hacer una extensa cola y contar con un poco de suerte, a fin de obtener el producto.
Otros alimentos como la leche y el azúcar a veces sufren una escasez, pero superada y solventada la situación, la gente los compra sin trauma.
Ese no es el caso del pollo, que aunque llega, regularmente no cubre la demanda y produce las llamadas compras nerviosas. Es un problema latente.
Así que como ven, más que un artículo de opinión, he planteado una sarta de dudas pero es que, para mí, amigos lectores, la venta de pollos, tal como la concibo, me resulta tan incomprensible que ya me parece un gran misterio…
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