Quizás no ha pasado el tiempo necesario, pero conociendo la mala memoria del venezolano, creo pertinente recordar el Aló, Presidente número 300, programa dominical que se desarrolló en el estado Guárico y en el que el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, ordenó suspender la exportación de asfalto consciente de que las carreteras del país en algunos casos se encuentran deterioradas y en otras ni siquiera han sido pavimentadas alguna vez en la vida.
Fueron palabras categóricas en las que el máximo líder revolucionario habló de expropiar las empresas que no cumplan y en su lugar crear las socialistas, tras argumentar no ser posible que ciudades de Estados Unidos como Nueva York, Boston y Washington estén pavimentadas con el mejor asfalto venezolano, y en el país algunos pueblos no cuenten con carreteras.
Sin embargo, los días pasan y, por lo menos aquí en Maracaibo, estado Zulia, no se observa un trabajo contundente de bacheo.
Sé que es prematuro hablar de resultados, pero pienso que es momento de ver, cómo mínimo, algún movimiento que nos lleve a opinar que se trabaja seriamente al respecto.
Aunque en el Zulia se da una particularidad, que es de imperiosa necesidad plantear con el propósito de que el Gobierno nacional tome las acciones pertinentes y aplique los correctivos necesarios a tiempo.
En esta región, contamos con un Gobierno regional, cuya gestión está sustentada en promesas incumplidas. Tal es el caso de la Circunvalación Tres.
La C-3 es una avenida que está en manos del Ejecutivo regional. Comienza en la zona noroeste de Maracaibo, sector de la Curva de Molina y culmina en el sur de la ciudad, a la altura del barrio El Gaitero.
Es una vía que contaba con un espacio inmenso en el que se podría construir una avenida modelo, pero el tiempo transcurrió, se impuso la anarquía, la irresponsabilidad y la gente invadió sus márgenes. Por supuesto, tal situación complica el asunto.
Todavía hay posibilidad de lucirse con una avenida digna, pero conociendo como conocemos a este Gobierno regional, temo que en vez de crecerse con una obra de tal envergadura, construya una de esas calles que son pan para hoy y hambre para mañana, como decimos en criollo.
Sí, pueden hacer una vía como esas que no han terminado de asfaltar cuando por un lado está llena de cráteres y por otro, saturada de vehículos ocasionando las conocidas y fastidiosas colas y embotellamientos.
Y es que aunque se trate de otro aspecto, permítanme recordar, que aquí en Maracaibo tenemos la experiencia según la cual el Gobierno regional ni lava ni presta la batea, es decir, ni cede ni hace las obras. Allí está el caso de Parque La Marina.
La remodelación de esa plaza es un proyecto abandonado de la Gobernación, que la Alcaldía de Maracaibo intentó recuperar para continuar el embellecimiento de la ciudad, pero le resultó imposible.
A pesar de las diligencias, un tribunal falló a favor de la Gobernación y actualmente ese parque sólo tiene de adelanto, el clásico aviso con que los gobernantes suelen darse bomba, anunciando villas y castillos, pero que al final no hacen nada.
Sería doloroso que una situación similar ocurra con la Circunvalación Tres. Esta es una obra necesaria para una región congestionada de autos, carente de vías alternas y en consecuencia no puede permitirse que como está en poder del Ejecutivo regional, siga inconclusa.
Maracaibo no merece vivir bajo la ineptitud y el capricho de gestiones irresponsables, incapaces de ejecutar obras claves para la ciudad y que tampoco permiten a otras instituciones ejecutarlas.
Por eso, desde ya y aprovechando las palabras de Chávez en ese Aló, Presidente 300, se hace necesario exigir la construcción de la C-3, por encima de la desidia del Gobierno regional, por supuesto, para eso se requiere del asfalto, la voluntad y la contundencia con la cual habló ese domingo desde Guárico para el resto del país.
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