Voy a recrear dos relatos de personas conocidas, omitiré sus nombres por razones obvias: 1°.- El amigo tenía un taller de aire acondicionado automotriz. Perdió el taller con todo el equipo y dos camionetas pickup, además de la esposa. Me confesó que el Bingo era una maldición donde no podía dejar de asistir pues la adicción era más fuerte que él mismo. Me lo contó con lágrimas en los ojos. 2°.- El amigo Juan me contó que tenía una novia que ganaba mucho dinero al mes, unos 30.000 BS.F. Y que más de la mitad lo perdía en el vicio del juego. Me confesó que no creía casarse con esa mujer por el serio problema de ludopatía que seguramente acabaría con el matrimonio.
Si hacemos una pequeña investigación encontraremos miles de casos similares a los que describí, amén de los centenares de divorcios que la adicción ludópata genera.¿ Cuantas personas han perdido sus bienes, ahorros, matrimonios, familias, amistades y equilibrio mental por causa de esos antros del juego y la perversión?. Muchas jóvenes son seducidas por gente mayor que se aprovechan de la adicción de la misma para aplicarles la operación colchón a cambio de dinero para gastarlo en los bingos y maquinitas.
También existen Casas de Empeño que laboran día y noche muy cercanos a esos centros de juegos, para que los adictos dejen allí sus joyas y otros bienes. Las fortunas que ruedan en esas ruletas de aquelarre son incontables. ¿Que aporte para el desarrollo del país hace una Casino o Bingo? ¿En que se beneficia la población asistiendo a una sala tenebrosa y llena de humo de cigarrillo? Y no venga nadie a decir que la alcaldía recibe grandes tributos por ese concepto pues no es así. La evasión de impuestos y violaciones a las leyes laborales están a la orden del día y nadie hace nada. El lavado de dólares, denunciado por los escritos de Luis Britto García es de pronósticos reservados. Delincuentes que atraviesan la frontera con Colombia encuentran un paraíso en esos Casinos y legitiman sus capitales con la mayor facilidad. El crimen que se oculta tras una casa de juego es realmente espeluznante.
Señor Presidente: Ya es hora que la revolución se ocupe de esos dantescos lugares donde se pervierte todo aquel que los visita. Mucha juventud se ha descarriado y los niños seguirán ese mal ejemplo. Los Bingos y Casinos son una afrenta al Proceso, son la negación del socialismo y ya viene siendo hora de cerrar ese infierno de dinero fantasmagórico que solo enriquece al grupo de propietarios y arruina a nuestra gente. Alguien tiene que prender la luz roja en la Asamblea Nacional. Caiga quien caiga.
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