“No le temo al enemigo que me ataca. Sino al falso amigo que me trata”.
Anónimo…
La revolución bolivariana está siendo acosada y acorralada, por la artillería mediática opositora y de propaganda de guerra experta en montar matrices de opinión adversas al gobierno bolivariano, en la cual tienen suficiente experiencia con el apoyo de la tecnología de IV generación, siendo unos expertos en el arte de guerra psicológica, y así destruir la gestión del gobierno bolivariano. Ya tenemos que empezar a reconocer nuestras fallas y errores. Hemos soportado esos ataques porque quien no ha tenido militancia política, obviamente que desconocen las tácticas y estrategias de este tipo de guerras políticas que estamos viviendo hoy en día (como bien lo dice el presidente Chávez el sectarismo nos está liquidando, muchos dirigentes que conocen como repeler este tipo de ataques mediáticos, no son tomados en cuenta, por la dirigencia en posiciones de gobierno, y ahí están los resultados) ya que mucha militancia y seguidores de este proceso de cambios estén claudicando , producto, de la desilusión, el desencanto y algo muy terrible el pesimismo que está cundiendo en nuestras filas.
Mis convicciones socialistas me obligan a permanecer de este lado de la revolución, y seguir siendo afecto a un gobierno torpe y contradictorio más que la idiotez misma, pero que con sus obras sociales y humanitarias ha sido el más solidario con el pueblo venezolano en toda la historia política de este bello país llamado Venezuela.
Hoy en día el presidente Chávez, y la vanguardia militante se encuentran en una situación harto difícil, en sus relaciones de gobernabilidad ante las grandes masas populares de venezolanos.
Muchos ya se han marchado para el bando opositor, donde aterrizan, los conversos, los débiles en convicciones, y los chigüires, que creen que ser revolucionarios, consiste en disfrazarse de rojo rojito, y hacer negocios a costilla de los dineros públicos. Pero también se ha ido mucho pueblo pobre, humilde, honesto. Esa gente que anda molesta, y si llegamos a enderezar el rumbo del barco bolivariano, puedan recuperar la fe nuevamente en el proyecto político de Chávez.
Así sentenció el romano hace más de dos mil años. «Post festum, pestum et post coitum, tedium». Es la visión pesimista, realista de la vida. Traducido: «Después del festín, la fetidez; y después del coito, el tedio». Tras los banquetes, la náusea, el vómito. Tras el coito, el aburrimiento, la dejadez, el abandono, la soledad quizá. Podría haber un lugar para la esperanza pero el romano ya sabía entonces que todo se había consumado. Seguramente en el futuro habría multitud de ocasiones para rectificar, pero Roma, su Roma, estaba perdida para siempre.
Tal y como ocurren las cosas, (el reciente desastre financiero, de los banqueros presos y sus bancos intervenidos, obviamente con la complicidad de sus socios boliburgueses infiltrados en el alto gobierno, ya que sin su complicidad no se hubieran robados los dineros públicos, y montar casi cincuenta empresas de maletín para delinquir y ser unos “ricos revolucionarios”) los avatares vitales nos envuelven en una atmósfera de gases tóxicos y letales, nosotros, como el romano, sabemos que irremediablemente el bauprés de la nave bolivariana va rumbo al caos, a las tinieblas, pero no tenemos el valor de decirlo en voz alta, o de escribirlo.
Esta verdad la queremos guardar bajo llave en una bóveda oculta en el lado más oscuro rincón del alma y alguna noche, en su silencio negro, en una soledad tremenda, le echamos un vistazo para cerciorarnos de que es una realidad como nuestra respiración alterada por la ansiedad de justicia. Al alba, después del baño, nos reconfortamos y salimos a la calle como si nada hubiera ocurrido. Nos relacionamos, hablamos, amamos, jugamos a sabiendas de que todo se está perdiendo, de que no hay vuelta atrás. La indigesta sociedad capitalista nos ha abocado a ser como dioses pero sólo en su poder de ubicuidad, de manera de hacer ver que, estamos en nuestro pueblo y con todo el pueblo.
Cualquier politiquero charlatán pasara estas Navidades rodeado de hallacas y cadáveres, de nueces e injusticias notorias a causa de tanta inseguridad, de besos y balas. Sin embargo con el tic tac del reloj anunciando la navidad y el año nuevo, alzamos nuestras copas y, al igual que años atrás , brindamos por un futuro que no existe, por una paz prostituida, por un día que sólo tiene de bueno, que a lo mejor será mejor que el siguiente.
«Post festum, pestum...», dijo el romano y sobre su cabeza se abatieron las columnas del Capitolio pulverizadas por el hambre de los hombres del este que huían del frío y la miseria. Hoy huyen del hampa y de los secuestradores los hombres y mujeres, de toda Venezuela, y los césares aseguran sus fronteras. No han aprendido nada del romano. No saben aún hoy, con todas sus escoltas, que el ser humano, por su clamor, es invisible e inmortal, y está condenado a sobrevivir a todas las manifestaciones del abuso del poder por omnímodas que estas sean.
Una población indefensa que asiste impávida al robo, al secuestro, al asesinato (el reciente asesinato de Susana de Naime por parte de sus secuestradores el pasado 24/11/2009, en El Tigre/Anzoátegui, y cuyo crimen parece ser que va a agarrar el camino de la impunidad), el abuso de la corrupción, no tiene futuro. Es una población muerta... Todo lo malo está ahí, y en las calles se sigue atracando y asesinando a tanto pueblo inocente por igual.
A veces pareciera que desde el poder se ríen de los que piden justicia. Desde los altos tronos se burlan de los que piden se les respeten sus derechos. Y todo sucede en un ambiente inhumano, distante y frío como el iceberg que acuchilló el Titanic.
Por eso a veces no salgo de mi asombro ante tanta injusticia. Sé que hay mucho pueblo inocente y sólo los inocentes son felices. Los fatuos se esfuerzan hasta el patetismo por parecerlo, pero la advirtió el romano: «Post festum, pestum et post coitum, tedium».
Percasita11@yahoo.es
