Dentro del proceso revolucionario en los últimos 4 años, se ha dado una degeneración progresiva y acelerada de la ética que conduce al socialismo bolivariano en algunos sectores dirigenciales y funcionariales del gobierno. Esto ya era vox populi en nuestras bases, y su molestia se manifestaba en la paulatina desmovilización política de los activistas chavistas evidenciadas en las últimas elecciones a delegados del Congreso Extraordinario del PSUV (a pesar de que un millón doscientos mil participantes es una cifra envidiable por organización política alguna en el mundo).
El deseo de quienes sentíamos perder la orientación ética y política de la revolución venezolana como consecuencia del aburguesamiento de funcionarios públicos y el enriquecimiento de un sector económico que emergió de las vinculaciones con estos funcionarios, ha sido, que el presidente tomara las medidas éticas, políticas, administrativas y judiciales contra estos sectores, y esto al fin ha llegado, se ha dado el primer golpe.
Este golpe ha consistido en la detención de parte del sector económico que se ha enriquecido gracias a los funcionarios boliburgueses, que habían creado una mafia financiera en nuestro país, y esto, en efecto cascada, ha empezado a afectar sectores políticos vinculados, directa o indirectamente, a altos funcionarios del gobierno. Esto hay que aplaudirlo; ya que definitivamente se evidencia la claridad ética del proceso revolucionario, que había tardado mucho en reaccionar (y sin pretender complejizar el asunto deberíamos preguntarnos ¿por qué se permitió llegar a estos niveles del problema?)
Sin embargo, pareciera que siendo importante las medidas tomadas por el líder, no son suficientes para los niveles de degeneración que han producido estos personajes corruptos boliburgueses dentro de la revolución, en este sentido y de manera aportativa, creo que sería contundente que más pronto que tarde se cumpla con la sanción de altos funcionarios del Estado que han estado y están involucrados en estos y otros delitos, en un número suficiente, para evidenciar una política real contra la corrupción, y complementar esta acción con el impostergable cambio y renovación del gabinete de ministros, ya que el enquistamiento y rotación del mismo ha incidido en el desprestigio de las decisiones presidenciales como consecuencia de funcionarios escogidos por el presidente que lamentablemente no han logrado llenar las expectativas populares. Es evidente que la lucha sigue y el camino al socialismo no es fácil, pero medidas como estas le dan fuerza al caminante para seguir haciendo camino.
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