El modelo económico que debe acompañar al socialismo bolivariano no debe prohibir la propiedad privada de algunos medios de producción, tal como lo plantea el Primer Plan Socialista 2007-2013, pero si debe atender a la consolidación de la propiedad estatal, social o comunal de sectores estratégicos para el país.
Cuando hablamos de estratégico nos referimos a aquellos sectores sin los cuales no pudiese darse destino o rumbo a las políticas económicas del Estado, caso concreto y admitido hasta por el más recalcitrante opositor o neoliberal, el sector energético del país, especialmente la producción del petróleo. Si el Estado no tuviese el control estratégico de este sector, así como ocurrió hasta 1975, no hubiese podido disponer de ningún destino certero de la soberanía del país en materia económica.
Siendo así, debemos reflexionar cómo se orienta una política económica adecuada si a pesar de tener el control del principal producto del país no puedes orientar las ganancias obtenidas por la venta de éste, a la profundización y desarrollo de sectores productivos, en áreas fundamentales para la soberanía alimentaria y la diversificación productiva y tecnológica que permita la ruptura con la monoproducción y la dependencia.
Generada esta reflexión, es inevitable no caer en cuenta que la banca, que tiene como rol la intermediación financiera, debe tener una política clara de inversión hacia los sectores estratégicos y de mayor potencialidad para el desarrollo de nuestra economía, pero ¿qué hace actualmente la banca pública y privada? Sólo el 36% de los créditos otorgados por la banca nacional van hacia el sector productivo, esto quiere decir que el 64% de los créditos bancarios en nuestro país van hacia el comercio y el consumo ¿Es esto una política económica de quién? ¿Del Estado que plantea desarrollo o del sector privado que lo que quiere es ganancia fácil y rápida?
No basta con la intervención y el golpe a la boliburguesía, es imprescindible el golpe directo y concreto a un sector privado especulador, que no produce y se alimenta del trabajo de años de otros que no obtienen ninguna ganancia de la colocación de su dinero en las manos de aquellos que hacen negocio con nuestro esfuerzo, sin siquiera hacerlo para ponen a producir otros sectores del país, sino para el consumo o aún mayor especulación. Es por ello que toda la banca debería ser nacionalizada y ésta es una oportunidad de oro para lograrlo.
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