Muy buenos días, saludo la presencia del revolucionario pueblo de Petare, concejalas y concejales de este cabildo abierto, amigo José Vicente Rangel Ávalos, Alcalde, diputado Richard Canaán, músicos de la banda, comuneras y comuneros de la Comuna Bárbaro Rivas y demás público presente.
Los estudiantes del Proyecto Sociointegrador Patrimonio Cultural del trayecto 2 del Programa Nacional de Formación en Turismo que se imparte en la Universidad Nacional Experimental de la Gran Caracas (Unexca): Stefanin Arias, María Cordero, Naomi García, Litzaly González y Jesús Rodríguez, bajo la tutoría de la profesora Fátima Oviedo, han tomado la iniciativa de dignificar a Bárbaro Rivas, articulando con la Cámara Municipal, para que el pintor de Petare que obtuvo el premio de Paisaje Arístides Rojas con su obra El ferrocarril de La Guaira, aclamada en el XXI Salón Oficial Anual de Arte Venezolano; el artista que es incluido en la muestra Nueva evaluación de la pintura latinoamericana, organizada por Thomas M. Messer, director del Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York; el artista que obtuvo el premio ¨Federico Brandt¨ en 1963 en el XXIV Salón Oficial Anual de Arte Venezolano por su obra El arresto de Escalona; el mismo que en 1962 aparece en la colectiva Naive Painters of Latin America en la Duke University de Durham, Estados Unidos; sea declarado Patrimonio Cultural Intangible del Municipio Sucre.
Recordemos que el 17 de febrero de 1967, Bárbaro Rivas ingresa en el Hospital Pérez de León en Petare. Empeora a partir del día 28, su hermana Teotiste lo acompaña y atiende. Recibe visitas de antiguos amigos. Fallece en el hospital el domingo 12 de marzo. Los actos fúnebres estuvieron enarbolados por mujeres y hombres, niñas y niños y adolescentes que ostentan los poderes creadores del pueblo. En toda Petare el viento agitaba los sentidos de la identidad porque Bárbaro Rivas, cual gaviota, elevaba su alma sobre un mar en calma hacia el vientre de las nubes.
Recorrer el espacio inmenso
Una universidad en revolución debe emprender el recorrido que existe entre el Estado Liberal Burgués y el Estado Comunal. Es decir, debe y está en la obligación axiológica de aniquilar culturalmente al modelo civilizatorio engendrado por el Liberalismo y Neoliberalismo inherentes a aquél, y sentar las bases espirituales e identitarias de la Patria Comunal. Para construir esta dimensión antiquísima en la que mujeres y hombres viven acomunada y topofílicamente en armonía con la naturaleza basta recordar Taima Taima, un parque arquelógico cerca de Coro, estado Falcón, donde reposa el esqueleto de un mastodonte que tiene clavada en la pelvis una lanza. Este acontecimiento data del año 13 mil antes de Cristo. Entre ese año y hoy, hay 15 mil 19 años, de los cuales 14 mil 492 han sido vividos comunalmente. Es decir, sólo 527 han sido dominados por la cultura de la explotación, de la barbarie, de la violencia, del odio. 96,5% de nuestra historia se traduce en vivir bien, acomunadamente. Apenas 3,5% de nuestra historia significa pocos viviendo bien a costa de muchos viviendo mal. Nuestra esencia primigenia, valga el pleonasmo si lo hubiere, es cazar y pescar para todas las personas, es construir viviendas colectivamente, es compartir y socializar en shabonos. Cuando nuestras mujeres parían era una bendición no un negocio (y lo hacían sin Pitosín).
Nuestro pueblo tiene arraigado vivir comunalmente. Simón Bolívar en 1817 nos habla de la necesidad de "acomunarse o acompañarse muchos". Simón Rodríguez nos habla de topofilia, amor al terruño, cuando explica que "la verdadera utilidad de la creación es hacer que los habitantes se interesen en la prosperidad de su suelo" con un gobierno revolucionario que no es otro que el de una confederación de toparquías "¡el Gobierno más perfecto de cuantos pueda imaginar la mejor política!". Una confederación "contra la tiranía extranjera" como lo expresa Simón Bolívar el 3 de julio de 1811 ante la Sociedad Patriótica. "Entre la Independencia y la Libertad hay un espacio inmenso que sólo con arte se puede recorrer", nos dice Simón Rodríguez en la Defensa de Bolívar (1830). El hegemón intentará siempre que tal recorrido no se realice porque el establishment debe perpetuarse y cuando éste se ve amenazado infiltra reformistas en las filas que desean desestabilizarlo para que todo vuelva a la normalidad, para que todo sea como antes. Hace unos días estaba en una cola y una señora visiblemente molesta dijo: ¡Cuando éramos felices y no lo sabíamos! Otra señora le preguntó: ¿Y para usted cuándo fuimos felices? La respuesta explicó todo: "cuando los supermercados estaban llenos de comida y cuando íbamos a Miami y decíamos tá barato, dame dos". –Mire señora, yo nunca pude entrar a un supermercado, mis hijos sí lo hacían porque empaquetaban las compras y las llevaban hasta los carros de los clientes como usted. Mi familia vivía de comer las sobras en los mercados municipales. Y eso de Miami, nunca lo entendí. En esa Venezuela saudita de la que usted habla yo nunca cupe". Esta opinión de la señora que ansía una Venezuela que beneficiaba a una minoría nos lo recuerda el líder vietnamita Nguyen Giap: "La clase dominante nunca se retira por voluntad propia de la palestra histórica".
El águila imperial y su pedagogía
Allen Dulles (1893-1969) en El arte de la inteligencia exponía en 1963 que para acabar con la Unión Soviética había que lograr cuatro objetivos: (1) "desaparecer, a través de la supervivencia económica, la carga social de la literatura y el arte, desmoralizando a quienes desean dedicarse al arte, o a la investigación de los procesos que se desarrollan en el interior de la sociedad"; (2) "Inocular en la literatura, cine y teatro soviéticos, el reflejo y el enaltecimiento de los más bajos sentimientos humanos, encumbrando, por todos los medios, a ‘artistas’ que siembren el culto al sexo, violencia, sadismo, traición, cualquier tipo de inmoralidad"; (3) hacer parecer ‘marginales’, chabacanos, los valores de la moral, para destruirlos y (4) enfocar estos mensajes, principalmente, a la juventud, que es la más susceptible por su poco conocimiento del pasado, a la corrupción, la desmoralización, y la perversión.
César Rengifo (1915-1980) en su ponencia Los medios alienantes y las influencias deformantes de las culturas nacionales, leída en la IV Conferencia del Teatro del Tercer Mundo, explica la pedagogía estética capitalista de este modo: "a los artistas de formación culta se les induce mediante habilidosa prédica a separarse de toda realidad y muy especialmente de las realidades de sus respectivos países, orientándolos a rendir culto a las normas, tendencias y posiciones convenientes al sistema".
Ricardo Carpani (1930-1997) en Arte y revolución en América Latina expone que tal pedagogía genera "el divorcio entre artista y sociedad, inherente a todo período histórico de transición y producto de la carencia de una base valorativa común" porque "se ve agravado en nuestra época por el peculiar desarrollo del capitalismo", sistema que, "con su concepción individualista de los problemas del hombre y la exaltación de los valores de utilidad ha tendido, desde su nacimiento mismo, a separar cada vez más al artista de la sociedad". Este pintor argentino agrega que "la obra de arte dejó de ser un bien social para transformarse en mercancía. Perdió su carácter monumental y colectivo, dejando de estar en contacto directo con la comunidad, para pasar a ser el lujo de unos pocos". Sobre este apotegma expone César Rengifo que "el mito del falso universalismo presente en aquellas obras artísticas sustraídas de todo contenido humano-social, del dramaturgo; la obsesión de imitar, seguir miméticamente todo aquello que es presentado como modelo excelso, se imprime permanentemente como elemento alienante en sus imaginaciones, tarea ésta que corre a cargo de no pocos críticos y teóricos estéticos al servicio del colonizador".
Gloria Martín en su libro De los hechizos de Merlín a la píldora anticognitiva nos habla del desplazamiento forzado de las culturas populares por las culturas de masa: "Un saber constituido que se caracterizó por su nutrimento tradicional fue fracturado por un saber constituido simplificado, atento a la lógica del mercado ‘rabiosamente competitivo’ que generaría lo que hemos denominado la ‘píldora anticognitiva’. El campo de la cultura masiva sería el cemento ideológico de la sociedad "moderna’".
Hacia el poder popular
El saber existencial de las culturas populares cotidianas, colectivas y solidarias se vieron agredidas "con la destrucción de sus cosmogonías, sus modos de vida fueron alterados por la lógica dominante de ‘asistencia’ en detrimento de ‘existencia’". En esta cultura de masas el "saber existencial se orienta a la resolución ‘feliz’ de los modos de vida, según una visión del mundo donde la realidad sería un gran espectáculo y con la convocatoria a la pasividad y al consumo de bienes/mercancías. La cultura masiva sería el campo del consenso social". Los códigos en las culturas populares son "abiertos y diversos, en gran parte aún de transmisión oral". La cultura masiva se caracteriza por "la presión de la modalidad escrita y simplificante de lo masivo". Estos nuevos códigos son "homogeneizados y de pretensión ‘democratizante’, simplificados y reductores". En las culturas populares sus patrones tradicionales resisten, "aunque muchos de ellos son trastocados por la inducción al consumo y sustituidos gradualmente por la nueva ‘moralidad’ capitalista del dinero y el trabajo asalariado". Para Gloria Martín, "los rasgos diferenciadores de la cultura elitesca se fueron acentuando. Entre otras razones, por cuanto se llegó a asumir que la cultura era el patrimonio espiritual y "natural" de la nobleza y que sólo los nobles tenían capacidad de "aprehenderla" y disfrutarla, mediante la educación; es decir, que el conocimiento adquirido y acumulado en la bibliotecas, lo representado en las Bellas Artes, la filosofía, el saber greco/romano y toda la cimera producción, era algo que les pertenecía solamente a ellos. Asimismo, tener la capacidad de su goce, o la de conocer sus códigos, significaba un haber "aprendido a aprehender" absolutamente distintivo".
En Belleza y revolución, Ludovico Silva habla de la urgencia de crear una universidad de las artes porque en ella "lo prioritario sería la formación de los numerosos recursos humanos que se necesitan para comenzar la inacabable tarea de llevar la conciencia artística a toda la población". En este ensayo de 1979 el poeta y filósofo caraqueño vaticina que "el riesgo que tendrá que correr el socialismo venezolano es el riesgo que casi ningún movimiento socialista se ha decidido correr, esto es: confiar en la capacidad espontáneamente revolucionaria del arte".
Bárbaro Rivas
Bárbaro Rivas es el Chagall venezolano. Nació el 4 de diciembre de 1893 en Petare. Al igual que Simón Rodríguez fue un niño expósito, es decir, fue abandonado al nacer por sus padres biológicos. No asistió a la escuela dada la pobreza de su familia adoptiva, conformada por Prudencio García, compositor y director de bandas musicales, y Carmela Rivas, ama de casa y heroína anónima de la cotidianidad y la sobrevivencia. Para algunos Bárbaro Rivas es analfabeta aunque escribe su abecedario con el pincel. Es considerado un artista ingenuo. Esto implica que pertenece a la corriente artística caracterizada por la espontaneidad, el autodidactismo, los colores brillantes y contrastados y la perspectiva captada por intuición. Es un término peyorativo, cargado de desprecio hacia aquellos que no pasaron por las academias oficiales. Cuando se clasifica un artista como ingenuo, como es el caso de Bárbaro Rivas, se insinúa que se le hace la concesión para reconocerle un talento en bruto, no cultivado, pero llamativo.
«A mí nadie me enseña a pintar. Las pinturas me las pinta Dios cuando estoy soñando. Por la noche tengo una revelación y en cuanto me despierto la pinto. A veces pinto un cuadro en un día. Otras estoy varios días y no lo termino. La revelación no me llega entera", decía Bárbaro Rivas.
Trabajó como peón en el Ferrocarril Central y su trabajo lo hacía a pie diariamente desde Petare hasta Ocumare del Tuy vigilando que nada extraño ocupara los rieles y así evitar los posibles descarrilamientos. También se ocupó de trabajos ocasionales como albañil y pintor de brocha gorda.
Alí Primera le dedica una canción a Reverón en la que denuncia a los capitalistas que cambiaban sus cuadros por unas botellas de ron. Más adelante exclama: "las cosas de mi país hasta cuando pasarán, qué dirá Bárbaro Rivas yo no le he compuesto ná". Xavier Sarabia realiza el documental El Iluminado sobre Bárbaro Rivas para la Universidad Nacional Abierta en 1987. A partir de 2001, por decreto de la Cámara Municipal, el Museo de Petare pasa a llamarse Museo de Arte Popular de Petare Bárbaro Rivas, en reconocimiento al insigne artista petareño. En el año 2018 se crea el Plan Bárbaro Rivas en la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte) que consiste en acreditar los aprendizajes, invenciones, experiencias y saberes ancestrales, artesanales, tradicionales y populares, de aquellas personas que no han realizado o no han culminado estudios académicos.
Para culminar debo recordar que los colores de Bárbaro Rivas trazan con poética y dramática expresividad su transitar desde un Domingo de Ramos hasta El carnaval de la vida. Nuestro Charlot viaja en "Troli-bus" y papagayos divisa desde El cercado ajeno. En la Estación del ferrocarril de Petare se hizo un Autorretrato en la línea férrea. Luego caminó por la Placita de Petare en 1910, la Entrada de Petare (Antigua), saludó a Las tres comadres desde los Portales y barandas, contempló en el Paisaje Los venaditos en el Caurimare y cortó algunas Rosas y margaritas para colocar en El florero blanco. En ese andar vio a La niña fotógrafo que capturaba El farolero "antigua". Por su mente pasan Los venados junto aLa procesión de la Virgen y sus ojos se empañan junto al pueblo en La prisión de Luisa Cáceres. Su último deseo fue visitar La fábrica de chocolate y justo cuando su inerte cuerpo enfilaba La salida de este mundo, cuenta Francisco Da Antonio, que "allí, en plena calle, luego de los escolares con sus grandes coronas de flores y entre los primeros grupos un tanto anónimos del acompañamiento" estaba "la figura del maestro Manuel Cabré quien fue a Petare a rendir aquel inesperado y silencioso homenaje a quien, seguramente, acompañó hasta su última morada". ¡Viva Petare! ¡Vivan los poderes creadores del pueblo! ¡Viva el pincel del pueblo!