Una idea al Seguro Social, a pensionados y estudiantes

Plaza Caracas es un hervidero de abuelas y abuelos. Lo mismo ocurre en Barquisimeto, muy cerca de la sede del Seguro Social. En tierra larense pudimos observarlo hace sólo 15 días. Igual debe pasar en otras ciudades y pueblos de nuestro país. Ellas y ellos, sin compañía a veces y con sus nietos en otras ocasiones, procuran el mismo objetivo: insertarse en la lista de pensionadas y pensionados para lo cual tienen plazo hasta el 31 de diciembre próximo. Con todo derecho, esperan disfrutar de este beneficio que el Gobierno Nacional ha extendido de manera digna para favorecer a quienes entregaron sus vidas por todos nosotros.

Cuando afirmamos que esos sitios son un hervidero de estos nobles compatriotas, es literal el uso de este término. Desde el amanecer mismo, se les ve allí con santa paciencia. Ellas y ellos por igual, dispuestos a ser atendidos por las funcionarias y funcionarios del IVSS. A veces de pie. Más comúnmente, sentados sobre banquetas que según he oído, son alquiladas. La jornada, por lo que se percibe, siempre termina a satisfacción pero, ¿y si facilitamos las cosas para que no se sometan al cansancio y el tedio de la larga espera bajo el sol la mayor parte de las veces?

Se me ocurre lo siguiente: adiestremos a un ejército de muchachas y muchachos. Pueden ser estudiantes universitarios de la Unefa, la UBV y otras universidades creadas por el Gobierno Revolucionario de Hugo Chávez. Démosles las pautas. Tengo el pálpito que no debe ser tan complicado llenar planillas, recibir documentos, aclarar situaciones y –por encima de todo– ser útil con la Patria. Y en lugar de que abuelas y abuelos esperen atención, sean las chicas y chicos quienes esperen por éstos. Que los reciban a todos a la vez, que todos salgan también al unísono de ese espacio abierto, que duren el menor tiempo posible en la cola y que vayan a casa igual de felices pero menos turbados y con más tiempo para administrar sus horas como bien les parezca. Ah, el estudiantado también saldría beneficiado porque además de cumplir con un deber humano y patriótico, les serviría para llenar créditos en el obligatorio trabajo comunitario que piden las casas de estudios. ¡Malo no es!


ildegargil@gmail.com


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Ildegar Gil

Comunicador social

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