… y Ahora celebran la muerte de Bin Laden

“Por fuera parecen justos delante de los hombres,

pero por dentro están llenos

de hipocresía y de iniquidad”

(Mt 23, 27-32)

Sigue la fiesta de la muerte.

Anteayer fueron asesinados, en un intento de salir de una vez por todas de Gaddaffi, las fuerzas de la OTAN asesinaron a un hijo y tres nietos de Mohamar Gadaffi. El viernes se realizó con toda la pompa capitalista la boda real de Kate y William, y ayer fue beatificado el papa Juan Pablo II.

Y anoche nos llega la noticia del asesinato del terrorista emblema de este inicio de siglo, Osama bin Laden, en Pakistán. Como es sabido, bin Laden era el líder de Al Qaeda, esa organización musulmana, pero aparte de eso, “fue  un multimillonario de origen saudí, que se educó en universidades del Reino Unido. Además de eso “Investigaciones recientes afirman que Bin Laden fue financiado por la CIA en la lucha contra las tropas de la Unión Soviética en Afganistán en plena guerra fría. El apoyo iba desde la instrucción en combate hasta la entrega de armamento”.

Bin Laden salta a la fama mundial, si se puede llamar así el 11 de septiembre de 2001, con los famosos atentados, entre ellos la destrucción de las torres gemelas. Pero, oh, que rapidez, no había impactado el segundo avión sobre la otra torre, cuando ya el Imperio había acusado a Osama bin laden y a su organización Al Qaeda, ¿No les parece sospechoso todo esto? ¿No les llama la atención que el país que maneja adelantadísimas tecnologías, no supiera que esos atentados se iban a dar? Pero segundos después, ya sabían quienes eran los culpables.

E inmediatamente se desató  la parafernalia, y de una vez, invadieron a Afganistán con la excusa de buscar a bin Laden, y todavía no se han salido de allí. Y ahora que murió, nos preguntamos ingenuamente: ¿ se saldrán por fin?.

Pero retrocediendo un poco al 11 de septiembre, hubo otro avión que supuestamente impactó  al edificio del Pentágono, pero pruebas realizadas, las cuales muchos de quienes esto leen habrán visto, demostraron que ese avión  ni siquiera existió. Por otro lado, las torres se derrumbaron como castillo de naipes, en muy poco tiempo, y ellos argumentaron que el acero se había derretido por las altísimas temperaturas generadas por el fuego, cuando quien conozca un poquito de metalurgia y resistencia de materiales, sabe que eso es imposible.

Total, y nos perdonan la especulación: TREMENDO MONTAJE EN LA MEJOR TRADICIÓN DE HOLLIWOOD. Celil B. de Mille, dese su tumba se debe sentir envidioso.

Las investigaciones apuntan a que desde el piso 47 de un tercer edificio, se implosionó las torres gemelas del World Trade Center, y posteriormente, el mismo edificio también se derrumbó, ocultando cualquier evidencia. Pero, que casualidad, de los tres mil muertos que hubo en las torres, la mayoría eran empleados de los edificios, y algunos empresarios de menor rango,  no murió ninguno de los jerarcas. Lo que hace presumir que todo fue sencillamente arreglado por los famosos halcones, para, por un lado, levantar la alicaída imagen del presidente Bush Jr.  Y por el otro, para poder iniciar las invasiones a los países productores de petróleo, en nombre, como siempre, en nombre de la libertad y la protección de las vidas de los civiles, como están haciendo actualmente en Libia, en donde pensaron que todo sería fácil, como imaginó Pedro Navaja cuando atracaba a la prostituta. Sucede que esa acción de comando, emprendida por la OTAN, la cual esperaban que no pasara de una semana, les ha tomado casi dos meses, y han asesinado a miles de civiles, mediante las bombas inteligentes, que solo matan mujeres, ancianos y niños.

La cagaron con la muerte de los nietos de Gadaffi.

¿Cómo cubrir esa cagada?

Pues, ni la boda real, ni la beatificación de Juan Pablo II parecían suficiente. Y hagamos un ejercicio de política-ficción: ya bin Laden estaba muerto y congelado hace días o meses, bueno, vamos a sacarlo como trofeo, y con eso tapamos la vaina, y aseguramos la reelección de otro alicaído, el Obama, a quien el premio Nobel, le alentó la vena draculiana, es decir, el amor por ver la sangre.

Como es sabido por todos, ese premio Nobel, se ha celebrado, con la continuación y aumento en el envío de tropas a Afganistán, sigue la invasión de Libia, atacan a Gadaffi, amenazan a Irán, apoyan los genocidios que frecuentemente realizan los israelíes, comienzan a acusar al comandante Chávez hasta de la muerte de Consuelo y de Lola, pero no a las tres de la tarde, sino un poquito antes. Claro, antes de eso, es decir, antes de nacer, Chávez fundó las FARC, no fue ningún Marulanda.

Y para no hacer más largo, ellos esperan que la muerte de bin Laden, de más centimetraje que la muerte de Michael Jackson, pues parece que a pesar de la parafernalia de la boda real, hasta que no surjan los consabidos cachos, no habrá escándalo (que ya no escandaliza a nadie, pues los cuernos son parte del sabor de la sangre azul).

Claro, ahora la muerte se celebra, anoche se veían las imágenes de los gringos bobos, celebrando este nuevo montaje del imperio. Y ni hablar, de los “pitiyanquis”  nuestros, que ya comenzaron a hacer chistes malos al respecto. Supongo que a estos “pitiyanquis” criollos les debe doler que se les muera la madre, o algún hijo, aunque los hijos, hermanos, madres, padres de los chavistas, no son gente, y cuando fallece uno, hay que hacer fiesta, total, “un hijo de puta menos”.

Nosotros, que somos tan terco decimos como el gran cantautor catalán Joan Manuel Serrat: “No esperes que un hombre muera para saber que todo corre  peligro”.

Y otra cosa, amigos “pitiyanquis”. Los chavistas y los opositores nos parecemos tanto, nos vestimos igual, hablamos igual (aunque los chavistas sin odios acumulados e inducidos), caminamos igual, tiramos igual.

Que labor tan dura para que las bombas inteligentes distingan entre unos y otros.

pedroqueral@hotmail.com

(*) Presidente de la Fundación Comunitaria La Misión 
 


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Pedro Querales (*)


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