Los casos del nuevo continente donde alrededor de 90 millones de seres nativos fueron sacrificados para imponer su Dios, sus religiones, sus costumbres y por si fuera poco las plagas y las enfermedades infecto contagiosas que en sus inmundos barcos y sus humanidades trasladaron hasta este continente. Otro tanto hicieron con los Guanches en Las Canarias, en la India y lo más criminal lo que hicieron con el resto de todo el África, donde mediante el saqueo de sus riquezas convirtieron a ese rico paraíso terrenal, en un infierno empobrecido y ahogado en sangre por las guerras, provocadas gracias a los odios sembrados y a las religiones que a sangre, fuego y martirios les inculcaron, como lo hicieron con nuestros aborígenes en el continente americano.
Esa misma jauría que desde el Siglo XIV, plagó de hambre, muerte y miseria a los continentes africano, asiático y americano, ahora tras las masacres que por intereses imperiales, como lo fueron la primera y la segunda guerra mundial provocadas en su propio continente, sedienta de sangre nuevamente, pero con un aliado nacido en tierras arrasadas y más peligrosos que sus mentores, se lanza contra estos continentes en busca de subsionar lo que la resistencia nativa ha preservado en cada uno de estos continentes.
El plan criminal, guerrerista es de largo alcance y tiene en la mira a todos los países que con dignidad defienden su soberanía y sus recursos naturales. El sicópata de la Casa Blanca que decía que Dios le había instruido para que llevara la “Libertad, Paz, Justicia y la Democracia” a los pueblos del Medio Oriente, comenzó con Irak, donde destruyeron un patrimonio cultural de la humanidad, como la biblioteca de Bagdad y otras joyas histórica que albergaba ese milenio país, a quien la jauría invasora seccionó en pedazos a su medida,creando espacios imperiales, con “soberanos” para dejar sus enclaves coloniales cuando fue echada por la valentía y la fortaleza cultural de los pueblos árabes, que ahora más que nunca buscan sus raíces ancestrales para fortalecerlas y oponerlas a las ambiciones de los depredadores de la humanidad. Allí se puso de manifiesto el odio racista y visceral de las potencias capitalistas imperiales, al punto que a las instancias de ese “enviado de Dios”, su presidente Sadam Hussein, que durante su rol como agente de la CIA, era un santo, fue miserablemente colgado y su familia exterminada, como castigo por haber traicionado a la “Compañía”, a la “Familia” de la White House. Para eso se prestó un indigno “Juez”, conspirador a quien Hussein, había perdonado la vida, cuando estuvo comprometido en un intento de genocidio contra su persona. Allí los buenos oficios de los invasores dejaron miles de muertos civiles, con el bombardeo a iglesias, escuelas, hospitales, universidades, reuniones sociales, campos deportivos y otros blancos de “guerra”, con daños colaterales, eufemismo con que los cobardes agresores definen sus crímenes.
Luego trasladó su carga de “Libertad, Democracia, Paz y Justicia” a Afganistán, territorio que necesita para instalar sin problemas el oleoducto que le haga más expedito y más barato el traslado del petroleo desde Irak y el Golfo Pérsico a sus mercados. Para estas acciones de moderno corsario cuenta con el apoyo decidido de una organización de exterminio contra la humanidad, como lo es la OTAN, donde convergen todos los estados forajidos del globo terráqueo, que buscan repartirse el mundo mediante la cultura de la muerte, en nombre de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, antes lo hacían en nombre de la lucha anticomunista. Siempre habrá una excusa para justificar sus vandálicas andanzas.
Ahora mismo están llevando “ La paz, la Democracia, la Libertad y la Justicia” a Libia, con el uso de las armas prohibidas según la ONU, otro reducto que está bajo el dominio de los guerreristas, que hace mutis frente a los crímenes de guerra que diariamente cometen las potencias agresoras, contra ese pueblo, que no ha hecho otra cosa más que luchar por su libertad en contra de los bárbaros, que andan en pos de las riquezas petroleras y acuíferas que en sus entrañas custodia esa tierra de gracia.
En estos momentos la misma canalla mediática que preparó el escenario mundial para justificar y aplaudir los genocidios en Irak, Afganistan y Libia, prepara el terreno para la arremetida contra Siria e Iran. Después vendrán los países de Unasur, por tener el atrevimiento de organizarse para defenderse contra las rapiñas del imperio. La sed de las hienas racistas es insaciable.
(*) Periodista-CNP 2414