Consciente estuvo Iris Varela de lo que significaba lanzarse al ruedo político. Más aún en el contexto de convulsionados tiempos revolucionarios como los que vivimos desde 1998, cuando al final de ese año, la brisa del cambio edificado sobre el triunfo de Hugo Chávez, palpó el rostro de la República.
La confianza del noble pueblo tachirense le adjudica su primera responsabilidad en 1999. Entonces es electa diputada a la Asamblea Nacional Constituyente, donde tiene el honor de participar en la concepción de la Constitución aprobada por voluntad popular el 15 de diciembre de ese período.
Transparencia, valentía, decisión, lealtad y visión política sin ambages fueron más que suficientes para que sus paisanos delegaran en ella tareas parlamentarias durante los lapsos 2000-2005, 2006-2011 y 2011-2016.
Imborrable es de la memoria colectiva su agonizante angustia en Miraflores entre el 11 y el 12 de abril de 2002, cuando la traición y la Derecha eran uno solo frente al derrocamiento del gobierno constitucional. Más intacto todavía es el recuerdo de su presencia en Fuerte Tiuna, rodeada de pueblo que la protegía, exigiendo la liberación del jefe de Estado.
En 2003 supo responder la cobarde agresión propinada por el copeyano César Pérez Vivas. “Arriba (en el estrado de la Asamblea Nacional) me lanzó un puntapié y yo le respondí dándole con el antebrazo”, registró entonces la página www.aporrea.org.
Cuatro años después debió sobreponerse a la brutal actuación de un efectivo de Polibaruta que intentó derribarla de la motocicleta, muy cerca de la emisora YVKE Mundial, de donde salía luego de culminar el espacio La Fosforito en la radio.
Ahora, desde julio del año pasado, asume la delicada función que amerita estar al frente del Ministerio de los Servicios Penitenciarios. Si la aplicación de la política de Derechos Humanos en varios recintos mostraron quién es Iris Varela, el desenlace de la cárcel La Planta ratifica la magnitud de esta mujer que, como lo señala la mitología griega en La Odisea, anuncia el pacto de los humanos con los dioses y el fin de la tormenta.
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