Me embargó un sentimiento de ira, impotencia y tristeza al leer que según el arzobispo polaco Josef Michalik “los niños en cierta manera son los que tienen la culpa de sufrir abusos sexuales”. Yo me pregunto ¿En cuál actitud de un niño se puede inferir que quiere que lo abusen sexualmente?. ¿O es que será que mi cerebro obtuso y pequeño no puede tener la visión tan genial que tienen todos estos depravados sexuales que los hacen suponer que tal o cual comportamiento es el indicador de la solicitud de abuso sexual por parte del niño?
Declaraciones como las pronunciadas por este “alto representante de la Santa Sede” causan un daño igual o tal vez mayor que el acto de abuso propiamente dicho, ya que con esas palabras -que me niego a repetir en lo que queda de escrito- se culpa del hecho a la propia víctima, se señala que el precursor de este acto depravado no es el sacerdote, cuya tarea supuestamente es guiar a estos niños al camino de Dios, sino el propio infante.
Es desconcertante la desfachatez de esta gentuza del Vaticano al pronunciarse tan alegremente sobre un tema tan delicado como es el abuso sexual a menores, tal es así, que sin ningún escrúpulo este impresentable dice que “el niño busca acercarse a otros, pierde el rumbo y hace que la otra persona también lo pierda” y yo me pregunto, con toda la impotencia que mi ser puede soportar, ¿y quién carajo es el adulto, estudiado y siervo de Dios que debe aconsejar y ayudar a este niño en vez de aprovecharse de su estado de vulnerabilidad?.
Hasta el día de hoy el nuevo Sucesor de Pedro llamado Pancho no se ha posicionado de forma contundente sobre el rechazo y la penalización verdadera (y no con rezos de rosarios) a los pedófilos de su Sede Apostólica, o es que entre portada de revistas de Rock -que les da igual poner a presuntos terroristas que al Sumo Pontifice- y otros menesteres no ha tenido tiempo para dedicarle al tema de los abusos sexuales.
Finalmente, mientras el papa se enseria y toma cartas en el asunto, las víctimas de estos horrendos crímenes reciben golpes bajos como los propiciados por este Sr. Michalik a la espera de alguna luz de justicia que salga de la Casa del Dios Católico.
Que tristeza…
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