Honorable Fiscal Luisa Ortega Díaz, para usted, mis sinceros respetos. He releído -varias veces- su atinado artículo del 10 de febrero del año 2015, maravillosamente concebido. Mientras más leo, más me pregunto: ¿se trata de la misma persona que ahora, dos años después, asume una posición más parecida al revanchismo político que a la estadista que siempre conocimos y admiramos?
Doctora, esa vez, en el escrito titulado Guarimbas, usted afirmó que "las luchas sociales que persiguen auténticas reivindicaciones de sectores populares se diferencian ampliamente de las acciones callejeras" porque, como espléndidamente lo acotó, éstas tienen un único propósito de "crear ingobernabilidad y, por ende, inestabilidad política".
Fue también brillante cuando subrayó que quienes promueven tales alteraciones, no cuentan con apoyo popular por lo que "trancan calles, toman plazas y levantan barricadas", impidiendo "el desempeño laboral y el funcionamiento de la salud, la educación, del comercio e incluso la recreación".
Uno de los párrafos que me gustó, por su crudeza y valentía, fue este: "Pero, factores políticos internacionales aliados con grupos internos, irresponsablemente han tratado de crear una distorsionada matriz de opinión sobre tales eventos, según la cual la referida cifra de fallecidos y lesionados, es producto de una política de Estado para violar los DDHH". Si ese me atrapó, éste ni le cuento: "Bajo ese amañado argumento, Estados Unidos, violando la soberanía política y jurisdiccional de Venezuela, dictó una ley que autoriza al gobierno de esa nación a sancionar a funcionarios venezolanos por la presunta violación de DDHH", llamando luego a luchar "para que la verdad histórica, política y jurídica, sea inalterable".
Respetable doctora, de corazón le digo que a pesar del lapso transcurrido su artículo cobra hoy más vigencia que nunca. Cuanto denunció hace dos años, nos bofetea sin misericordia. Acepte un humilde consejo: busque aquella estupenda obra de su autoría y reléela a solas. Hágalo por todos y todas.
¡Chávez vive…la lucha sigue!