Hoy se cumplen 34 años de la masacre de Yumare. Fue uno de los suceso que más conmocionó al país en la década de los 80 debido a la saña criminal con que se ejecutó. Recodemos que en octubre 1982 fue la masacre de Cantaura, en octubre de 1988 la del Amparo y en febrero de 1989 la del Caracazo, solo por nombrar, junto con la de Yumare, cuatro sucesos donde el terrorismo de estado fue utilizado por la IV Repúlica para eliminar físicamente a los opositores revolucionarios, pero que en estos casos el denominador común es que son crímenes masivos, como los prescribían los documentos de Santa Fe, que sistematizaron la doctrina de seguridad nacional de los EE.UU.
El terrorismo como política de estado fue una constante en los 40 años (1958-1998) del puntofijismo adeco-copeyano.
El 8 de mayo de 1986, en el caserío La Vaca, del Municipio Monge (Yumare) del Estado Yaracuy, fueron asesinados cobardemente: Luis Guzmán, José Silva Medina, Dilia Rojas, Simón Romero, Pedro Jiménez García, Rafael Quevedo Infante, Alfredo Caicedo Castillo, Nelson Castellanos Diaz y Ronald Morao Salgado.
Eran los tiempos del gobierno del adeco Jaime Lusinchi. Los responsables de ese horrendo crimen fueron: el asesino patológico Henry López Sisco, director de la antigua Disip, el inefable ministro del interior Octavio Lepage, el mismo que mintió descaradamente diciendo que Jorge Rodríguez (padre) había muerto de un infarto en los calabozos de la Disip, y, por supuesto el mismísimo cara 'e tabla del Lusinchi.
La IV República puntofijista –sí, esa misma, aunque usted no lo crea, a la que ahora la derecha trata de reivindicar como un idílico pasado democrático- se caracterizó por cometer ese tipo delitos de Lesa Humanidad. Fueron numerosos los crímenes del puntofijismo, ampliamente conocidos ahora porque en los últimos años se les ha desgarrado el velo que los ocultaba, por la lucha del pueblo en revolución. Fueron crímenes que enlutaron a miles de familias venezolanas.
Como era de esperarse, en la Masacre de Yumare, el gobierno de Lusinchi alegó que hubo un enfrentamiento armado, una emboscada contra la gente de la mansa paloma de López Sisco, tal especie canallesca fue propalada para justificar el vil asesinato colectivo de un grupo de venezolanos por sus ideas políticas. Los familiares de las víctimas esperan que se culmine plenamente el acto de justicia que ha avanzado bastante en Revolución Bolivariana.