El madurismo está agotado, su incapacidad manifiesta acabó con el mínimo prestigio necesario para gobernar. Ya perdió su poder de engañar, de mentir y ser creído. El Estado madurista se separó definitivamente de la sociedad.
¿Quién puede creer las afirmaciones de la fiscalía?, cuando dice y se desdice a voluntad de Miraflores. ¿Quién que no sea un privilegiado, puede creer que el preso de Cabo Verde es otra cosa que un testaferro? ¿Quién puede creer en la iguana terrorista? ¿Quién puede creer en la imparcialidad de la justicia? ¿Quién puede creer que el madurismo arreglará el desastre creado por él mismo? El madurismo abusó de la credulidad del pueblo, desgobernó con la ideología marginal, con el pragmatismo, y el resultado fue la destrucción moral y material del país. Ahora, agotado, en los estertores del final, es más peligroso que nunca.
Esta muerte tambalea al madurismo, deja en evidencia su ineptitud y su maldad. Sus bases de sustentación se retiran, comienzan a pensar si vale la pena perderse junto a un gobierno agonizante, en los próximos días se verán abandonos sorprendentes. Allá adentro cunde el pánico. Sólo le queda la guerra como forma de captar algún apoyo, de engañar a los pocos incautos, no le importa que el intento cueste la vida de los jóvenes.
No hay dudas, el madurismo camina hacia la guerra. En la ONU, acusa a Colombia y a los gringos de preparar una agresión contra Venezuela. Es un paso más en la gestación de la guerra con Colombia, una acobardada declaración de guerra, que pone la iniciativa en Colombia, el madurismo sólo actúa en defensa propia. Además, es la pretensión de convertir a Venezuela en territorio de confrontación bélico entre los imperios: los rusos, los chinos, contra los gringos y europeos. Es un llamado claro a la intervención de los imperios orientales en la querella nacional.
Ya está demostrado que el madurismo es inútil para gobernar. En lo nacional nada funciona, y cada día se muestra más su carácter inhumano, su crueldad represiva se eleva y se evidencia más, esta última absurda muerte demuestra su índole. En lo internacional lleva al país a una guerra imperdonable, a ser carne de cañón en un enfrentamiento entre los imperios. No hay razón para que el madurismo permanezca en el gobierno.
Las circunstancias del país son de grave peligro: si las fuerzas sensatas de la nación no actúan, si no sustituyen al madurismo, entonces lo hará la barbarie. Ese es el dilema de hoy, si los justos, los sensatos, el humanismo, no actúan, lo hará la barbarie. No son momentos para ingenuidades, para creer que este gobierno es chavista, menos aún antiimperialista, al madurismo sólo le importa el bienestar de su cúpula, de los cincos. No son momentos para creer que la derecha gringa puede salvar al país, al contrario, lo sumergirá en la contienda internacional entre los imperios. Es necesario una opción verdaderamente soberana, que en lo nacional repare el daño del madurismo, y en lo internacional sostenga la independencia de los polos imperialistas.
¡CHÁVEZ SOBERANÍA!
¡SIEMPRE RECORDAREMOS A BADUEL COMO EL HÉROE DE ABRIL!