La mentira sobre el tren pesa mucho

“Que no hay tan diestra mentira

que no se venga a saber [descubrir]”

Lope de Vega

 

En los pueblos y caseríos siempre han existido personajes muy “famosos” por mentirosos y es tan así, que pueden andar seriamente informando la muerte de sus progenitoras y nadie les cree. Ahora se presenta el recargado representante del imperialismo, Donald Trump, imitándolos y como siempre ha pasado, con los que lo antecedieron –salvo alguna excepción– lo primero que hizo fue montar su proyecto político presidencial en una mentira muy pesada, que ni siquiera, con todo el poder mediático consigue la credibilidad necesaria para seguir violentando el derecho a la vida de la gran mayoría de los migrantes.

En el mismo Estados Unidos, se han presentado organismos encargados de velar por la seguridad, desmintiendo directamente todo el show mediático montado sobre los migrantes apoyándose directamente en el “tren de Aragua” y de esa manera culpar al gobierno del presidente Maduro. Todo esto deja muy claro la gigantesca falsedad de Trump y sus colaboradores más allegados –jaladores–empezando por el engreído Marcos Rubio y el cachorrito del Salvador, Nayib Bukele, quien se ha destacado, como un refuerzo totalmente apegado a los lineamientos del imperialismo, superando a personajes, como la propia María Corina y su comparsa.

Nadie puede creer en la historieta montada, bajo al calor y soporte de la organización delictiva, porque de ser cierto, entonces queda muy mal parada la eficiencia y eficacia a la hora de actuar en defensa de la seguridad del gobierno y el territorio estadounidense de organismos, como la CIA, ASN; los mismos, que han dejado a Trump, en un perfecto ridículo y mentiroso al mejor estilo de Pinocho, ya que, se ha agarrado de una ley, que data de 1798, cuando se inicia la segunda presidencia de los Estados Unidos, en manos de un tal John Adams; para aquel momento los conflictos se solucionaban con flechas y las redes eran el humo en el cielo, como señal.

El problema migratorio hacia el norte, lo fueron creando los mismos gobiernos gringos, pensando en la escases de mano de obra y todos sabemos de la explotación de todo el que llega a tierras estadounidenses, pero fue tanta la incitación, hasta producir las incontrolables e interminables caravanas de personas, que embelesados por el muy promocionado “sueño americano” eran capaces de cualquier aventura, con tal de llegar, donde aparentemente tenían asegurada el resto de su vida. Pero el que camina en tierras movedizas sin conocer el terreno que le pintan, como si estuviera decorado para montar una fiesta, termina desengañándose por sus propios ojos y la vuelta atrás es sumamente difícil y traumática.

Por suerte de la mayoría de los migrantes, el gobierno venezolano ha asumido con la toda la responsabilidad del caso, impregnada del profundo sentimiento patriótico, la defensa de nuestros hermanos, a pesar del odio extremadamente recargado, que los llevó a denigrar, hasta de la propia madre del presidente Maduro. Por su parte el gobierno de Donald Trump, sigue empeñado en meter en el mismo saco al gobierno venezolano, como han hecho con la organización Hamas, a tal punto, que ha profundizado el bloqueo por todos los frentes para beneplácito de la frustrada María Corina Machado, el cual está pendiente, como un fanático al juego de la lotería, el cual se acuesta y se levanta pendiente de saber si ha salido su número para cantar victoria.

La pregunta que se me ocurre en este momento ¿Qué hubiese pasado de haber ganado la presidencia el asesino de Edmundo González, con la asesoría de María Corina? El propio silencio que mantienen sobre las criminales acciones de Trump, en contra de los migrantes los acusa y cuando se atreven a declarar, es con la misma mala intención de apoyar cualquier medida implementada, empezando con la rotura definitiva con Chevron Corporation, el cual le han fijado una nueva fecha (27 de mayo). Por los momentos, Trump, se viene apoyando en la mentira montada sobre “el tren de Aragua” pero internamente se le está levantando un huracán, empezando por las propias leyes, el cual ha pisoteado, desde el mismo momento de haber sido derrotado por el mandatario saliente Joe Biden. Aunque para el imperialismo lo que cuenta es mantenerse a flote, así tenga en la dirección del poder un monigote cargado de dólares.

 


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Narciso Torrealba


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