Calle, campesinos y magnicidio

Los campesinos han actuado desde la calle como poder originario, con objetivos no electorales. Hace tiempo que eso no ocurría. Quizás no pasaba desde abril de 2002, cuando se derrotó el golpe de Estado. No se practicaba la democracia directa, participativa y protagónica, sin obedecer llamados desde el poder constituido. Los campesinos han mostrado el camino. Le corresponde a todo el pueblo, cada vez más consciente y organizado, profundizarlo.

El presidente Maduro, oyendo las voces de la calle, los recibió y satisfizo varias demandas: devolver la tierra arrebatada por terratenientes; hacer justicia ante el asesinato de campesinos; tramitar la revisión de jueces y fiscales que se han hecho cómplices de delitos, la organización de un congreso campesino, etc.

El congreso campesino debe ser organizado con autonomía por las campesinas y campesinos del país, respetando sus tiempos, objetivos y principios. El gobierno puede dar apoyo logístico y orientaciones, pero no debe usar su poder para imponer aspectos políticos y/o teóricos. Algunos ministros, que deben rendir cuenta de casi 20 años de una gestión agrícola, que nos mantiene como país importador de alimentos, deben abstenerse de efectuar manipulaciones.

Profundizar el camino de los campesinos significa que ellos más los trabajadores de la ciudad, el pueblo todo, debe mantenerse como poder de la calle. He estado proponiendo organizar la gran campaña admirable, una movilización que partiría desde los cuatro puntos cardinales, para respaldar al presidente Maduro, rechazar la agresión imperial y presentar ante el presidente un programa básico, que profundice la revolución bolivariana como proceso que una progresivamente a por lo menos, el 80% de la población.

Pronosticamos que la derecha respondería violentamente ante los compromisos asumidos por el gobierno. Inmediatamente pagaron sicarios para asesinar a varios campesinos y nacional-mundialmente aceleraron los preparativos para asesinar al presidente Maduro, intentándolo el 04-08-18. De haber tenido éxito, no sólo hubiesen asesinado al presidente, sino que hubiesen descabezado a la dirección político-militar del país, que se encontraba concentrada, en un espacio abierto, en la celebración de los 81 años de la Guardia Nacional. En condiciones de guerra esto no debe repetirse.


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Julio Escalona


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