En Honor al Camarada Nelson López

Mataron a Nelson. La noticia me llegó por una llamada a mi celular de uno de esos camaradas yaracuyanos, siempre consecuentes. Al principio no entendí nada, luego la voz me dijo: “llegaba a su casa, en Tibana, en la tardecita, y de pronto se apareció un tipo con una pistola y le dio 14 tiros, los primeros por la espalda, o sea le vació el peine, luego atravesó la calle se montó en un carro y se marchó. Nadie pudo evitarlo, todo estaba bien planeado por el sicario. Saliendo hizo unos disparos para amedrentar a los vecinos.” Solo allí caí en cuenta de lo que pasaba y se quedó en mi mente la primera frase “Mataron a Nelson”.


Otro camarada campesino asesinado. Otro amigo muerto en la lucha revolucionaria. La oligarquía no come cuento: 213 campesinos asesinados desde la promulgación de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario y cerca de 60 dirigentes obreros. Unos enfrentados a los terrofagos latifundistas, otros al capital industrial, ¡todos parte de una vanguardia revolucionaria asesinada! Y un poder judicial mudo, silente, impávido. Incapaz de de aplicar ni siquiera la Ley burguesa. Solidarios inertes de la injusticia, de la matanza. Solidarios activos de sus intereses de clase y de la formación educativa, cultural y política que les doto el capitalismo. ¡Y todavía hay quienes dudan del desarrollo de escenarios de lucha de clase en la revolución!. Todavía hay quienes creen que la oligarquía entregará sus prebendas, su poder económico y político sin recurrir a lo que tenga a la mano para sembrar el miedo y el terror en el pueblo. Muertes, asesinatos, desapariciones es la historia común de su accionar contra los pueblos.


Muchos anduvimos con Nelson, unos de acá, otros de por allá. Nos hermanó con Nelson la lucha de los campesinos yaracuyanos por una vida digna. Por que la lucha contra el latifundio no es solo por la tierra, es por la dignidad. Es por recuperar lo que en un tiempo fue suyo, es por vivir de la tierra sin necesidad de ser un esclavo en alguna hacienda o fundo, es por recomponer la historia y desagraviarse de tanta injusticia. En Tibana, Nelson nos contó la historia del pueblo de “Pele el ojo”, nos presento aquellos hombres y mujeres ya ancianos que nos contaron como fueron sacados de sus hogares, de sus tierras. Como los desplazaron bajo amenaza constante en complicidad con Registradores y Notarios familia de los latifundistas. Decíamos entonces, como ahora, que había que reivindicar a esos venezolanos, que no era cuestión de otra cosa sino de devolverles su dignidad. Por eso cuando ocuparon la tierra, uno de esos ancianos, en una lección para toda la vida, le dijo a los terrofagos: “Los invasores son ustedes que nos sacaron de acá hace 50 años, más que la tierra hoy recuperamos nuestra dignidad”.


Como todos los seres humanos, Nelson tenia un sin número de defectos, pero como pocos tenia grandes cualidades: era bravo, corajudo, apasionado, resteado, valiente. Inclusive cuando no tenia la razón ese apasionamiento nos hacia dudar. Más de una vez en una de esas situaciones que , uno no entiende, de pueblo contra pueblo lo vi llorar de rabia, de tristeza, de impotencia.


MATARON A NELSON Y NO LO MATARON. LE DIERON CATORCE BALAZOS Y NO LO MATARON. Y es que se convirtió en brisa, en montaña, en sol, en tierra, en semilla de la que nacen todos los días cientos, miles, millones de carajitos y carajitas con los ojos, la cara, la voz de Nelson. Son tormenta, tempestad, lluvia, trueno y relámpago que no descansaran mientras haya injusticia, que vivirán siempre con la misión de Nelson: hacer un mundo mejor.




freddyrivasd@gmail.com


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Freddy Rivas


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