La cantidad de dinero que el Banco Central de Venezuela (BCV) ha lanzado a la circulación comercial sobrepuja marcadamente las necesidades del circulante actual.
Tenemos que preguntarnos quiénes represan el excedente monetario que hoy está representado por dos conos simultáneos, ya que los trabajadores, jubilados y pensionados gastan todo lo que reciben en una reducidísima cesta básica, además de que ya una considerable parte de los consumidores cuentan con una Caja de comida CLAP cuyo precio es apenas 10% de su costo a los pecios especulativos que está imponiendo impunemente el comerciante de todo el país.
Para dar respuesta a esa interrogante, tomemos la experiencia del último trimestre, año 2016: Desde un primer momento el Presidente estimó y declaro que sólo en el exterior colombobrasileño ya había unos 3 millardos de billetes de Bs.F. 100. Luego aparecieron otros lotes en Europa y más recientemente varias toneladas en Paraguay.
Se cree que el comerciante de mediano y alto giro económico ha venido convirtiendo esos billetes en dólares de dudosa procedencia legal. A tales efectos, los traficantes de esa divisa han promocionado una escalada en la cotización de esa divisa que ha dado como fruto las sucesivas e indetenibles alza de precio de las mercancías en los mercados nacionales de comida y demás artículos de la vida diaria.
Matemática y económicamente, cuando el circulante excede las necesidades de la demanda real, el sobrante se halla en las cajas de los comercios y en cuentas de ahorro. Los cambistas serían los tenedores de nuestros billetes e igualmente se llevarían los del con anterior y los del nuevo, si el Estado no tome medidas más eficaces al respecto.
Todo nos hace inferir que la fuga de estos billetes sigue en pie ante la indecisión del BCV para que el Ejecutivo Nacional tome una medida definitiva sobre la libre circulación o legalidad de nuestras monedas, máxime cuando ya hay una doble emisión de billetes y monedas del nuevo cono monetario sin haberse suspendido definitivamente la desmonetización del cono anterior.
Como sabemos, nuestra moneda no tiene libre convertibilidad a los efectos el Comercio Exterior. Sólo rige una suerte de manejo irregular con la vecina Colombia que, por cierto, nos ha traído y sigue trayendo más perjuicio que beneficios bilaterales, y podrían ser revisados con mayor eficiencia y eficacia más allá de las débiles e inoperativas declaraciones diplomáticas. La diplomacia es un recurso relacionista político, pero lo que está en juego es un asunto gravemente económico.
No puede continuar esta suerte de duplicidad monetaria, con dos (2) conos sin que ninguno de los dos esté asumiendo y cubriendo plenamente las necesidades circulatorias acordes con el nivel de precios actuales.
El Estado tiene y goza de amplio respaldo económico como para establecer el monto de las necesidades de moneda que impone la demanda actual y dotar definitivamente a las bancas privada y pública de todas las denominaciones de billetes y monedas previstas en el cono entrante. Igualmente, puede y debe sincerar el monto de las pensiones y jubilaciones acordes con el costo real de la cesta básica.
Dará un plazo para sacar de circulación todo el cono anterior y para que los comercios realicen los canjes correspondientes. En cuanto a los trabajadores, casi ninguno tiene ahorros ni dispone de dinero con los actuales precios de la cesta básica, de manera que es el comercio el responsable directo del represamiento del que nos hemos preguntado sobre su paradero.