Si la demanda ha sido reducida por causa de subas de precios y los salarios, las pensiones y jubilaciones crecen para todos los trabajadores activos y jubilados, las reacciones inflacionistas resultan inevitables, salvo cuando se congele todos los precios con medidas de supervisión permanentes y sanciones ejemplares.
Efectivamente, la teoría monetarista cobra vigencia y los incrementos del circulante que cubren los nuevos salarios mínimos destinados a que los trabajadores dejen de pasar hambre, necesariamente se traducen en una mayor demanda que sobrepuja la oferta coyuntural y así se provoca nuevos incrementos generales de precios porque a más circulante, con una oferta reluctante y una demanda previamente deprimida, inevitablemente esa suba de la demanda ocasiona subas generales de precios cuando rige el libre comercio.
Repetimos:
La ley de la oferta-demanda es inviolable.
En Venezuela la demanda ha venido reduciéndose desde hace unos 2 años para acá. La compresión de la oferta mediante el contrabando de extracción, la quema de mercancías, etc., impone nuevos salarios mínimos, pero estos, a su vez provocan inevitablemente una suba de precios que reduce la demanda hasta de la cesta básica, y a raíz de nuevos ajustes salariales decretados por el Estado la demanda crece de nuevo y supera la oferta coyuntural lo que ocasiona nuevas alzas de precios que de nuevo deprimen la demanda-de nuevo el pueblo reduce su cesta básica-, ante lo cual el Estado reajusta el salario mínimo y la demanda vuelve a mejorar, todo lo cual convierte esas acciones y reacciones en un auténtico círculo vicioso monetario-inflacionista, mismo círculo que por ahora el Estado no logra detener.
Así las cosas, los decretos salariales nos han conducido a una inflación sin precedentes, al punto de que el nuevo cono monetario trae billetes de hasta Bs. 20.000. Hemos caído en un perverso círculo vicioso.
Tampoco está funcionando la libre competencia de parte de la empresa privada porque esta no compite a los efectos de alcanzar una tasa media. La situación se agrava con el intervencionismo golpista colombomiamero ya que el nivel de precios está siendo regulado desde afuera por el mercado vecino colombiano y una página web que viola todos los principios económicos y la soberanía nacional.
Hasta ahora, el gobierno no ha podido castigar al comerciante que no se rija por la paridad cambiaria del Banco Central de Venezuela, así como tampoco ha sabido cumplir con la prohibición de la venta de mercancías por comerciantes irregulares que incluye niños, casas de familia, locales comerciales de poco espacio que facilitan la formación de largas colas a toda hora.
Digamos que la constante suba de precios derivada del desequilibrio oferta-demanda manipulado por fabricantes e intermediarios se ve magnificada por una Contabilidad golpista que practica subas de precios especulativos.
Los Clap podría resultar ineficiente ya que todo nos hace presumir que los ahorros que logre la familia con las bolsas y cajas Clap se estarían anulando con más incrementos de precios en el resto de las mercancías que quedan por fuera de dichos Clap.
En resumen, ciertamente el incremento del circulante causa inflación porque los incrementos salariales sobrevienen ante una baja en la demanda con una oferta siempre rezagada.
Resulta obvio que los mejores salarios mínimos elevan la demanda, se desequilibra el mercado y los precios suben. Este círculo viciosos es lo que ha hecho creer que el excesivo circulante sea causa de inflación. Nada más falso; se trata de un juego perverso del comerciante golpista que mantiene una oferta deprimida con elevados precios, de tal manera que las mejoras salariales provocan nuevos desequilibrios del mercado entre la oferta y la demanda que favorece nuevas y sostenidas subas de precios.
La salida de ese círculo vicioso exige una congelación temporal de todos los precios; no hay otra salida mientras los Clap terminen de cubrir la demanda deprimida como alternativa a nuevos ajustes de los salarios mínimos.