La Constituyente en el sector económico

Hay, que atreverse con ideas innovadoras, alcanzables y racionales. Hoy más que nunca, no hay espacio en Venezuela para la desarticulación de ideas que tributen a la constitución de una nación prospera. Últimamente nos hemos encapsulado en subestimar nuestra capacidad creativa para la producción. Si bien es cierto, que la dinámica mundial define un patrón de dependencia globalizada, en cuanto algún insumo que sirven de materia prima; no es menos cierta la referencia de muchas naciones que con esfuerzo y constancia han superado obstáculos severos para lograr altos niveles productivos. En momento la administración del Estado Nación representa un elemento obstaculizador de procesos propios de la dinámica económica, la presencia de un aparato burocrático acorazado por elementos jurídicos, con una visión voluntaria o involuntaria para el caos en la simplificación de trámites y permisiones; definen un estancamiento innecesario en donde el único beneficiario es la corrupción y tráfico de influencia.

El gobierno nacional debe dar un paso significativo en el dibujo de una nueva economía, los actores con responsabilidad económica deben entender que su labor orgánica, es la de servir y su reconocimiento público es estar vinculado con un ejercicio gerencial de alcance colectivo al sector que representa. En este sentido, es preciso definir objetivos comunes en lo empresarial de lo público y privado, las improvisaciones deben cesar. Cuando tenemos objetivos comunes el margen de error se minimiza, esto obliga a constituir un conocimiento compartido del programa de gobierno en lo económico. En otras palabras, es necesario que el empresario conozca de su área productiva, pero este mismo empresario debe conocer cómo se relaciona, él con otros sectores en el marco de los objetivos económicos de la nación.

Una de las tantas estrategias que devuelve la confianza para la producción es el respeto mutuo, no se puede avasallar los puntos de vista, más cuando estos provienen de experiencias empíricas no documentadas. La experiencia aminora los márgenes de error, hay empresarios que son productos de una generación productiva, eso tiene un gran valor de plusvalía para cualquier economía. Esto último no significa que alguna experiencia conspire para desestabilizar el modelo o proyecto nación, en lo particular estoy convencido que son incontables los empresarios nacionales que desde una perspectiva país potencia, tendrán una postura seria con visión nacionalista en el orden del humanismo y de solidaridad ciudadana.

Es al gobierno nacional quien le corresponde crear las condiciones para ese salto necesario, ahora con la práctica constituyente es un momento de aprovechamiento total, se debe romper viejos paradigma que patrocinan acciones que se mueven entre la ineficiencia e ineficacia. El país productivo en lo pequeño, mediano y grandes empresario se muestra expectante sobre la ruta a seguir, seria impropio insistir en modelos que no dinamizan las operaciones económicas, llego la hora de ver la acción de gobierno como método para la transformación. En la actualidad, la incertidumbre es la dueña de la conciencia de las mujeres y hombres emprendedores, muchos de estos –me incluyo- no pudieron alcanzar un sueño natural de ser empresario, la constituyente económica es la vía para que regrese la confianza y el ejecutivo debe garantizar que así sea.

Venezuela se da otra oportunidad con la constituyente, hagamos una economía con altruismo, con márgenes de ganancias ponderados. Dejemos de lado la codicia y las aberraciones económicas.



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Joselino Serrano


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