Mucha controversia se ha tejido alrededor de la aparente diferencia que se da entre Valor y Precio de mercado.
Las dudas razonables presentadas en esas discusiones comenzaron desde la Publicación del Libro III de El Capital realizada por Federico Engels.
Los adversarios del marxismo, economistas vulgares o seguidores de la teoría Económica de Adam Smith y David Ricardo, empedernidos negadores del valor trabajo como única fuente de "la riqueza de las naciones" , inventaron el famoso problema de la Transformación de los valores en precios de producción, y de estos mismos en precios de mercado, de venta final, con el expreso cometido de borrar la teoría de Carlos Marx planteada al detalle en su precipua y extensa obra El Capital, muy probablemente, el libro más leído e importante después de la Biblia.
Llegaron a nobelar a un economista vulgar, como Paul Samuelson, para que soportara su anticientífica negativa del valor.
Toda la dificultada para entender la igualdad macroeconómica del valor de las mercancías con sus precios de mercado, valor que podría ser una constante si lo mismo ocurriera con el tiempo necesario para su producción, esa dificultada, decimos, radica en que el valor de fabricación de una mercancía es un valor no menos macroeconómico que aquel que sale de la fábrica . Esto es, un valor medio calculado a partir de las inevitables diferencias en las productividades de las fuerzas de trabajo de los trabajadores cuyas modificaciones dependen distintas circunstancias, entre otras, "la habilidad media de los trabajadores; del desarrollo de las ciencias y del grado de sus aplicación tecnológica; de las combinaciones sociales de la producción; de la amplitud y eficacia de los medios para producir y de condiciones puramente naturales."
Precisamente, el precio de mercado responde también a una media del valor que impere en el mercado en momento y lugar concretos: unas mercancías se producen y llegan al mercado con mayor o menor valor que otras por causa de algunas de las circunstancias arriba señaladas. Por ejemplo: para garantizar una tasa media de ganancia para todos los capitales, el valor sufre una transformación inducida por los fabricantes, según sus diferentes composiciones orgánicas de capital.
A fuerza de competencia, cada vendedor quiere imponer su correspondiente valor, pero los demás pujan por el suyo y al final termina privando un precio medio, un precio de mercado, tan medio como medio es valor que se contabiliza en cualquier fábrica.
La diferencia, pues, entre valor y precio de mercado puede entenderse mejor si reservamos valor como valor medio para la fase de la producción de una mercancía, y valor de mercado o precio de mercado como el precio al que se venderá aquel valor medio.
Como las mercancías son homogéneas como valores de uso, la mano que las coloca y logra vender a su valor es una mano invisible para todos ellos y para los consumidores. Pero, que se refiere al o a los competidores que con sus habilidades y calidad de sus mercancías terminan imponiendo su valor cuando este coincida con el valor medio de los distintos valores concurrentes y competitivos.
Es importante saber que no se trata de precios impuestos subjetivamente, salvo casos atípicos como los de la Venezuela actual donde los actuales precios son meramente especulativos, tanto así es que hasta los dependientes de los comercios, los empleados de las tiendas, están vendiendo a precios superiores a los que sus patronos les señala.
Este descaro de robo comercial está cobrando velocidad ante una innegable ineficiencia demostrada por las autoridades, entres estas, en primer lugar SUDEBÁN, una entidad parasitaria, por decir lo menos, misma que afirma por TV una cosa y la banca los desmiente sin tapujos y sin sanciones: las de Sudebán son meramente burocráticas o de oficinas. Hoy la banca privada (hablo de Banesco, Valencia, Torre Castillito) limitó el retiro por cajero automático a Bs.F 4.000, y por taquilla a Bs.F 10.000, con colas de 100 m y hasta más.