La situación económica del país se hace cada día más insoportable. El venezolano se las inventa para sobrevivir. Quienes pueden hacer negocios, sin importar el tamaño de estos, caen en el círculo vicioso de la especulación y no ha habido manera de evitarlo.
Una guerra económica planificada de manera perfecta ha generado otra guerra, de venezolanos contra venezolanos. Verbigracia, en San Félix y Puerto Ordaz cuando te dispones a comprar un producto el especulador pone condiciones. El precio del bien varía de acuerdo a lo disponible para hacer la transacción. Hay un precio si es tarjeta de debito. Un precio de acuerdo al cono monetario, más caro si es con billete viejo y más barato si es con billete nuevo.
Otra cara del agio, a pesar de estar prohibido, es el adelanto de efectivo. Lo cobrado por el comerciante delincuente o el delincuente comerciante, al final da lo mismo, sobrepasa cualquier horizonte de credibilidad.
Es una circunstancia que parece ser producto de la prolífica imaginación de Gabriel García Márquez.
Una realidad macondeana vive la región guayanesa. ¿O se habrá extendido a todo el país?.