Mediante historietas, novelas y películas cuyo ambiente era el viejo Oeste norteamericano nos familiarizamos con ciertos personajes, pistola al cinto, también conocidos como caza recompensas, tenían como oficio la caza de delincuentes y establecían la justicia según sus caprichos. Los medios nombrados, aderezando sus aventuras con mujeres, licores y riñas en las cuales siempre salían ilesos, se encargaron de convertirlos en héroes.
En la actualidad en el mismo país de aquellas tropelías aparece un nuevo caza recompensas, ahora no con pistola al cinto, apoyado en el ejercito mas poderoso del mundo se atreve en perseguir a aquellos gobernantes que no se someten a los caprichos económicos gringos y condenan a pueblos enteros a morir negandoles a acceder a alimentos y medicinas.
El caza recompensas no es nuevo, solo que ahora lo personifica Donald Trump, creyéndose el policía global. El individuo de marras ofrece la cantidad de quince millones de dólares a quien logre desaparecer al presidente venezolano Nicolas Maduro, también ciertas cantidades en la misma moneda por otras personalidades. De esta manera el personaje en cuestión, con su estrategia distraccionista, cree salir vencedor e ileso, igual que su ancestro vaquero, de la coyuntura por la cual atraviesa su maltrecha economía y su maltrecha población.
Quince millones de dólares no significa nimiedad, en cualquier país representa una cifra apetitosa, sobre todo en ciertos individuos de tendencia mercenaria que abundan en el mundo. Es por eso que los organismos de inteligencia y contraintiligencia venezolanos deben estar ojo avizor para evitar magnicidios.
!Venceremos¡
