Qué difícil es explicar lo que pasa en Venezuela a través de la experiencia personal, pero mucho más difícil aun, es llegar a la conclusión de que en tu país natal no tienes oportunidades de desarrollo personal, ni profesional.
Es duro entender que en la Venezuela de hoy no puedes asegurarles un futuro a tus hijos, y que la supervivencia como núcleo familiar está seriamente comprometida.
Sentir que tu formación profesional y el esfuerzo por forjarte un futuro digno, con base en el trabajo honesto, responsable y eficaz, son insuficientes para llevar una vida con las condiciones mínimas de confort, es verdaderamente frustrante y desesperanzador.
Considero que la situación más terrible que vive cualquier venezolano en este momento, es asistir diariamente a un trabajo y al llegar el pago de la quincena, te das cuenta que el salario no te alcanza ni para comer. Que solamente en transporte para llegar a tu sitio de trabajo, se te va entre un 30 y un 40 por ciento del estipendio devengado.
Ya es imposible socializar con tu familia. Pensar ir a un restaurante en unión familiar, aunque sea un fin de semana al mes, es parte del pasado que no volverá, ya que cualquier servicio de comida individual tiene un costo de hasta 300 mil bolívares, lo que significa el total del pago de una quincena.
Ni hablar de brindar un helado a la familia, porque su costo va desde 100 mil, una tinita o barquilla común, hasta más de 200 mil con algunos componentes adicionales.
Los costos de salud ya no están al alcance de un venezolano común o de a pie, como lo decimos aquí. Una consulta médica esta por el orden de los 300 mil bolívares y el costo de los medicamentos los hacen accesibles solo a un grupo muy pequeño de la población.
La ayuda humanitaria que solicitamos los venezolanos no es la presencia de elementos guerreristas o intervencionistas que puedan contribuir a la desestabilización social y política que ya tenemos.
También se enmarca en ese concepto de ayuda humanitaria las facilidades, que los países que tengan la disposición de hacerlo, puedan darle a los grupos de venezolanos que hoy están emigrando.
Eso significa, flexibilización para adquirir ciudadanía, ejercer profesiones y de integración en las sociedades hacia donde se dirija un inmigrante venezolano.
También deben incrementarse los controles en los medios de transporte hacia otros países. Por ejemplo, un pasaje para Perú, que es uno de los destinos más apetecibles para los venezolanos hoy, está en el orden de los 70 millones de bolívares, una cifra difícil de obtener aquí en Venezuela.
Los venezolanos que hoy se ven obligados a abandonar su patria por la situación planteada, no van a otros países a mendingar o delinquir, mucho menos a desplazar mano de obra.
La primera idea que tienen es contribuir en la economía de esos países, con su trabajo honesto y aportando conocimientos y experiencias para de esa forma salir adelante con sus proyectos personales y de familia.