El más importante concepto de Economía es el de plusvalía una voz harto prostituida y relegada al mercado, a cualquier negocio entre comerciantes sin que intervenga para nada ningún proceso productivo donde el trabajador asalariado sea el protagonista.
La bibliografía sobre plusvalía la recogió Marx y le dedicó el Cuarto Libro, Tercer Volumen, de su obra, El Capital.
Plusvalía significa valor de cambio excedentario no pagado por el patrono. Se contrapone al salario; éste es el pago al asalariado y cuyo valor es reintegrado durante el tiempo necesario dentro de la jornada.
La plusvalía como valor de cambio es creado durante el tiempo excedente luego de que el asalariado cubre el tiempo necesario para crear tanto valor de cambio como así lo mida el salario recibido. Salario más plusvalía es el total diario de valor de cambio creado por el trabajador asalariado; se le conoce como valor añadido a los medios de producción complementarios de todo proceso de trabajo[1].
La idea es que toda jornada de trabajo es tiempo de trabajo útil realizado por el salariado. Durante cierta parte de la jornada es capaz de crear valor suficiente o necesario para reponer el salario recibido, o sea, el valor salario o precio pagado por el patrono por el uso de la fuerza de trabajo durante toda la jornada. Queda así una parte de esa jornada durante la cual el valor que sigue añadiendo el asalariado es valor excedentario o tiempo de trabajo excedente. El valor creado durante esta porción de la jornada = plusvalía o trabajo impago.
Valor, un concepto ambiguo y genérico de amplias aplicaciones gramaticales. En Economía significa riqueza en bienes o valores de uso[2] que pueden ser naturales y artificiales; se entiende bienes satisfactorios de nuestras necesidades vitales y espirituales. Valor pasa a significar cantidad de trabajo útil aplicado en la fabricación de valores de uso.
Al valor se le considera el denominador o sustancia común que permite el intercambio entre valores de uso diferentes entre sí, de allí que suela identificarse valor con valor de cambio ya que no sólo se trata de bienes útiles = valores de uso, sino de valores para el cambio o "útiles" para ser intercambiados haciendo abstracción de sus valores de uso.
El valor en Economía traduce riqueza en cierta cantidad. Y si bien son los valores de uso los que satisfacen las necesidades del hombre, interesan a los productores capitalistas sólo cuando esos valores de uso sean susceptibles de intercambios en el mercado, y de allí que resulte completamente indiferente fabricar panes que libros siempre que la fabricación de alguno de ellos rinda determina tasa de ganancia.
Precio. En principio, es el nombre monetario de la cantidad estimada de trabajo realizado en una mercancía. Se trata de un estadístico popular; significa valor de cambio fijado por el mercado o cantidad promedia de dinero de los diferentes valores ofrecidos[3] de una misma mercancía.
La única manera de conseguir y medir el valor de cambio es con el precio del mercado[4], digamos que valor de cambio y precio son sinónimos. Por supuesto sólo las mercancías poseen valor ya que los valores de uso que no van al mercado sólo son valores de uso como lo son las arepas caseras.
Ganancia es la porción de valor en que se incrementa el capital inicial luego de vendida la produccion de las mercancías. Sólo cuando la ganancia tiene como valor de cambio el precio de la plusvalía, ésta se iguala a la ganancia. Fuera de esa igualdad, se obtiene una pérdida de plusvalía o una sobreganancia.
Precios de producción son los valores de cambio que toman en el mercado las mercancías de los sectores que producen medios de produccion y bienes de consumo final. Marcan un equilibrio que garantiza una tasa de ganancia igual para todos los capitales independientemente de su composición orgánica, o sea, al margen de cuánta plusvalía se crea en uno y otro sectores.
Generalmente, las empresas dedicadas al sector de medios de produccion suelen invertir más en capital constante que el otro sector, respecto a la cantidad de capital variable de uno y otro sectores. Infiérase que las empresas que emplean más capital variable en relación a su capital constante que otras empresas crean más plusvalía. Aquí el mercado da cuenta de los ajustes necesarios que hace el mercado para permitir ganancias parejas según el capital empleado y no según la mano de obra.
La formación de los precios de producción implica trasiego de plusvalía de unas empresas a otras, y por tanto la Economía Burguesa afirma su convicción de que la ganancia se forma en el mercado y no deriva de explotación salarial alguna.
Mercancía es un valor de uso en cuya elaboración se ha empelado o vaciado cierta cantidad de trabajo humano, de trabajo útil. Unos productores necesitan más tiempo en su elaboración; otros menos. De aquí la diversidad de los valores de una misma mercancía que, como tal, para ser intercambiada libremente debe tener un valor medio o social; así surge el precio al que es ofrecida la mercancía y entonces su balance con la demanda dará cuenta de la cantidad de dinero o precio monetario real, precio del mercado.
[1] Tampoco es que primero repone el salario y luego entrega una plusvalía, no; de lo que se trata es de que simplemente parte del valor creado durante la jornada basta para la reposición del capital variable por lo que el resto de la jornada es trabajada sin costo alguno para el patrono.
[2] Así entendida la riqueza de una nación, la burguesía y sus panegíricos no han
sabido ponderarla en su obstinado empeño de negar la creatividad del trabajador o, a lo sumo, la extienden a los medios de producción. Resulta que la riqueza en valores de uso ni siquiera es públicamente contabilizada. La empresa sólo registra ventas de una oferta generalmente ralentizada; los inventarios que vemos en los exhibidores detallistas y los que reposan en los depósitos de las fábricas no aparecen en los pomposos y mendaces PIB que vienen expresados en valores de cambio o precios y hacen abstracción de los valores de uso. Así, el equilibrio oferta-demanda es una ficción, porque en ninguna oferta suele mostrar el volumen de toda la producción ya que el empresario evita siempre que ella supere la demanda. Y hay más, la regulación de la producción para que la oferta aparezca siempre minimizada frente a la demanda se traduce en una inevitable subutilización de los medios de producción con pérdidas considerables que la empresa termina usándola para minimizar sus declaraciones de ganancias a los efectos impositivos. Esa conducta, si bien tiene lógica, demuestra la improductividad técnica de la produccion bajo condiciones crematísticas o capitalistas.
[3] Cuando los apologistas del sistema capitalistas niegan la plusvalía y toda ganancia la derivan del mercado-fuera de la fábrica-no dejan de tener cierta dosis de acierto. Efectivamente, si las fábricas lanzaran al mercado toda la producción permitida según su capacidad instalada, muy probablemente los precios bajarían considerablemente y serían otros los precios mejor ajustados al valor trabajo. Obviamente no es así, y los precios resultan asaz manipulados desde las fábricas para que el mercado sea el que aparentemente determine los precios. Logran dos objetivos: ocultan la manipulación de los precios a través de la oferta-demanda, y esconden la plusvalía, la sacan fuera de la fábrica.
[4] Por esa razón Adam Smith llamó mano invisible del mercado la formación del precio de las mercancías ya que no lo puede imponer ningún oferente en particular, salvo los casos monopolistas.