Hasta ahora, el salario se ha manejado como la parte del capital dinero inicial empleado por el capitalista para cubrir la mano de obra.
Se ha demostrado analíticamente que se trata de un capital variable en contraposición al capital constante que en dinero es empleado en la compra de los medios de producción complementarios propios de todo proceso de trabajo.
El análisis de este capital variable arrojó que parte del valor creado por el trabajador asalariado le resulta gratis al patrono por cuanto el trabajador requiere menos horas de la jornada para reponer el valor del salario recibido; de allí su variabilidad.
Está ocurriendo, ahora, que al trabajador le basta segundos para reponer en especie, en valores de uso, el monto que en dinero recibe como salarios, según los precios del mercado. De esa manera, el tiempo excedentario, el tiempo durante el cual el trabajador sigue produciendo gratis valores de uso, representa una plusvalía relativa rayana en 90 y más %.
Digamos que la plusvalía relativa se está magnificando por cuanto el salario se encoge en el mercado inflacionario. De manera que el principal beneficiario de esta hiperinflación son los fabricantes que de hecho están pagando una miseria salarial y obteniendo casi 100% del valor creado por sus asalariados.
