La política tranzada por Maduro y sus congéneres políticos tiene definido el rumbo de continuar avanzando hacia la total destrucción de la sociedad venezolana. Ya vemos cómo los mal llamados "aumentos salariales" son decretados en períodos que comienzan a ser menores en 60 días, y al paso que vamos serán mensuales, quincenales y terminarán siendo semanales, para tratar de alcanzar sin éxito una hiperinflación que acabó por completo los ingresos de los trabajadores, y que además reconocen con la tasa de cambio para remesas, que la política devaluacionista del bolívar, era amparada desde Miraflores para que la cúpula que controla las mafias cambiarias se enriqueciera a costa del sufrimiento del pueblo.
Nicolás Maduro y quienes se atreven a aplaudir antes las cámaras de televisión semejantes "decretos", como el de anunciar un salario mínimo más un bono de alimentación, que en la praxis cambiaria apenas si supera los dos dólares, según el valor que ellos mismos reconocen, o menos de esos dos dólares en el mercado real por el cual se ajustan los precios en Venezuela, demuestra que este gobierno se ha convertido en el peor enemigo de los trabajadores.
¿Qué puede hacer un trabajador con un dólar que vendría a ser aproximadamente el salario quincenal percibido por la mayoría de los trabajadores en el país, o qué podría hacer un obrero o empleado que cobre unos 50 centavos de dólar a la semana? La respuesta es obvia. ¡Absolutamente nada! Un simple kilo de queso duro supera en su precio el valor del salario mínimo, y un cartón de huevos con el "reciente aumento" en sólo unos días superará el valor de los "ingresos integrales" que se jacta Maduro en haber realizado supuestamente en "favor" de la alicaída y degradada población laboral del país.
Lo más repudiable de esta situación, es que la crisis salarial se complementa con un transporte público que se sustenta en las llamadas "perreras" o chatarra autobusera importada desde el propio "imperio", por el gobernador del estado Carabobo, a la cual sin tapujo llama "TransDrácula", lo que supone en su semántica que el madurismo está chupando la sangre al pueblo en todo su concepto de vida ¡Claro! De eso nada dicen ni la panegírica alcaldesa del municipio Libertador, principal impulsora de las llamadas "perreras", y menos el ahora "presidente" de la "constituyente", Diosdado Cabello, quien si algo nos restriega a los venezolanos cada vez que llega a un sitio, es la colección de camionetas blindadas último modelo, ensambladas principalmente en el imperio japonés y norteamericano en las cuales se desplaza junto con sus zascandiles.
Y es que los susodichos funcionarios, junto con el resto de ministros, "constituyentes", gobernadores, alcaldes, pseudosindicalistas, y representantes "diplomáticos", callan de manera cómplice la destrucción salarial que pesa sobre los venezolanos, aunado con un ministro de educación que dice que la deserción escolar "no existe", mientras las escuelas, liceos y universidades quedan vacías, sin estudiantes ni docentes, con programas de alimentación y comedores que desaparecieron hace mucho tiempo. O escuchar un ministro de salud, cual comparsa del "canciller", diciendo que tenemos 100% de servicio asistencial de máxima "calidad", cuando tenemos que ver con dolorosa indignación que una venezolana nos muestre su seno afectado por el cáncer porque el Estado le niega el Derecho a la Salud. O peor, ver a niños portando pancartas porque no son dializados ante sus problemas de insuficiencia renal, mientras reaparecen el sarampión, la tuberculosis y hasta la poliomielitis.
Y en el medio de esta vorágine de hecatombe social los servicios públicos sólo llegan al caos. Tener agua, electricidad o gas doméstico en las viviendas, escuelas, hospitales, o escasos comercios o industrias que nos quedan es casi un milagro, que ha llevado incluso al cierre de centros comerciales en el Zulia, o la paralización de los servicios bancarios y sus plataformas electrónicas a nivel nacional, o hasta bachilleres quedan sin cupo universitario porque no hay internet en sus espacios geográficos, y ni siquiera pueden registrarse en las propias páginas destinadas por el propio gobierno para tal fin.
Y mientras todo eso ocurre, la hiperinflación anualizada se encuentra en cinco cifras medias, y dentro de poco, estará superando las seis cifras por un período de 12 meses. El dólar tal y como lo dijimos si se instalaba la "constituyente" y Maduro continuaba en el poder, rompió la barrera de los siete dígitos en relación con nuestra moneda nacional, y no tengo dudas que superará los 10, 20, 30, 40, 50 o más millones de bolívares en el corto tiempo, sí la actual cúpula de poder no toma medidas urgentes en materia económica, situación que no vemos ni percibimos en lo inmediato.
Ante lo mencionado, reto a cualquier madurista o defensor a ultranza de este gobierno, incluyendo a sus más altos funcionarios para que nos digan a los venezolanos qué se puede comprar con este "salario mínimo" ¿Están dispuestos o se van a esconder? Por cierto Cabello, estoy esperando que tu primera medida en la "constituyente", sea decretar los ingresos en "petros" a tu claque, y verlos comprando con tal "moneda" ¿Podrás hacerlo? ¡Hipócritas!
La destrucción salarial de los venezolanos, y la destrucción económica y social nos llevan hacia un escenario de confrontación muy sangrienta. Urge una reagrupación de las fuerzas que adversamos a Maduro y convocar a un gran paro nacional, así como un pronunciamiento unitario y cónsono con la apocalíptica crisis que estamos viviendo. El país lo reclama.
Maduro convirtió en bazofia el salario. Hoy los trabajadores apenas ganan unos 6 centavos de dólar por día, es decir, estamos en presencia de una aberración humana sin precedentes, que nos impone una especie de Holodomor contemporáneo, combinado con el más recalcitrante neototalitarismo. Nadie tenga dudas, el madurismo es la peste política y genocida del siglo XXI. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.