No se le ha pedido mucho en materia de regulación de precios: bastaría que regule 1 producto y sea capaz de hace cumplir de inmediato esa regulación.
Los ingleses ganaron la competencia a Francia-ambos países industrializados en materia textil- ¿Cómo hicieron siendo que Francia contaba con mercados más abierto dentro de la Europa Occidental?
Sencillamente, evitaron el contrabando de extracción que empezaron a practicar ingleses antipatriotas y mala gente.
Las sanciones fueron sencillas pero eficaces: a quien pillaban exportando a Francia una oveja le amputaban la mano izquierda; si reincidía, la derecha, y si reincidía le cortaban la cabeza.
El criterio de justicia es comercial no político.
Los pecados religiosos, por ejemplo, salvedad hecha en los tiempos de la Inquisición, son sentencias banales, castigos lastimosos, etc., pero en Economía las violaciones al libre mercado, y a las prohibiciones en materia de comercio exterior deben ser atacadas de inmediato y severamente.
El gobierno hasta ahora ha dado sobradas razones de no tener una política eficiente y eficaz en esa materia.
No poder regular ni siquiera el precio de una solita mercancía, deja mucho que desear. Si usted regula severamente el azúcar, por ejemplo, esa rebaja de precios, digamos, de 1/3 del precio actual, repercutirá necesariamente en todos los subproductos derivados de ese energético, y quienes no reflejen esa rebaja estarán involucrados en la violación de esa regulación. Así marcha el libre mercado. Déjese aconsejar por gente ajena a su honorable Gabinete.
