Honestamente quisiera estar equivocado en todo lo que voy a plantear, pero lamentablemente a partir de 2013, desde el momento en que Maduro asumió la presidencia de la República, alertamos sobre el desastre político, económico, social e institucional que vendría sobre Venezuela¹, y el tiempo nos ha dado la razón.
Por ello, los anuncios que Nicolás Maduro en cadena presidencial dirigió a todo el país este 17-8-2018, acaban de materializar la ruina de Venezuela. Pero no solamente, Maduro sentencia la ruina económica de toda la población, sino que además aclara mucho sobre la semántica política que había utilizado días antes de estos "anuncios", cuando por ejemplo, hablaba que este "plan de estabilización económica" y "reconversión monetaria" se iba aplicar por "las buenas o por las buenas".
La primera locura de este "plan económico" está en haber llevado el salario mínimo de Bs. 5.200.000,00 hasta Bs. 180.000.000,00 para transformarlos de manera disfrazada en Bs. 1.800,00 "soberanos", lo que significa un desproporcionado aumento del 3.361%, que igualmente se convierte en una tremenda irresponsabilidad que rompe con cualquier norma de la economía. O sea, que Nicolás Maduro, si tomamos como referencia el dólar oficial para remesas, que está fijado en Bs. 4.010.000,00, es decir, Bs 40 "soberanos", eleva el salario mínimo desde un dólar mensual hasta 45 dólares mensuales – en la praxis de la realidad cambiaria es un 50% menos de ese monto -, lo cual si lo hiciera desde una perspectiva de dolarización de la economía fuera perfectamente comprensible, y hasta tuviera la confianza de los agentes económicos, financieros y productivos tanto internos como externos, pero en la acción, aumentar desmedidamente los salarios en el medio de esta crisis hiperinflacionaria, es simplemente una locura que no resiste el mínimo análisis económico. Es obvio que al tomar una decisión de este tipo resulta evidente que el bolívar "soberano", murió antes de nacer.
Nicolás Maduro, al saber del impacto que una medida de este tipo genera sobre el resto de la economía, y sobre los costos de producción de las empresas, entonces de manera "ejecutiva" decide "responsabilizarse", pero de forma muy irresponsable de la nómina de aproximadamente unos 12 millones de trabajadores que corresponden a la pequeña y mediana empresa del país. ¿Y por qué lo hace? Porque sabe que el aumento en los precios de los bienes y servicios sería tan brutal que no habría manera de desactivar semejante bomba atómica sobre la descontrolada hiperinflación, y la quiebra económica de la mayoría de esos sectores productivos, - incluyendo la malograda agricultura - sería inevitable. En otras palabras, Maduro con esta decisión lo que intenta hacer es apagar el fuego echándole gasolina.
Ahora bien, cómo es que Maduro asegura – después de reconocer la emisión de dinero inorgánico que nos trajo hasta esta situación – que habrá una "disciplina fiscal" en su gobierno sin tener un déficit en su presupuesto, cuando ni siquiera podía pagar más de un dólar – en bolívares – a los empleados públicos, como el caso de las enfermeras, médicos, o trabajadores de las empresas eléctricas o mal llamadas "básicas". O sea, que en esa "fórmula mágica" de la cual nos habló Maduro, no habían encontrado en más de cinco años las alternativas para cumplir con las obligaciones laborales y de los pensionados, al punto que suspendieron los pagos de este sector tan vulnerable a los radicados en el exterior desde 2015, pero de manera muy misteriosa ¡Sorpresa! No sólo es qué podrán pagar la nómina del sector público, sino que asume –cuando menos por 90 días - aproximadamente un 75% más de los trabajadores que componen directamente el pago de sus ministerios, gobernaciones y alcaldías, sin incluir un bono de Bs. 600 "soberanos", que según ellos, son distribuidos para más de 10 millones de registrados con el llamado "carnet de la patria", - lo cual origina un monto solamente por esa vía, superior en 6 mil millones de bolívares "soberanos" - que sumados ambos, es decir, pago de salarios de trabajadores y bonos, originará sin duda alguna, un monto que comienza destrozando las arcas fiscales que dicen van a "respetar" en el contexto monetario y cambiario.
Pero si lo anterior, ya resulta un exabrupto, ¿Quién se hará responsable de las cotizaciones de ley que se generan por vinculo del trabajador y la empresa en relación con seguro social, sistema de ahorro habitacional, Instituto de Cooperación Educativa "Socialista (Inces), y otros, erogaciones de ley que representan algo así como un 20% del costo laboral, o más, en caso de la existencia de cajas de ahorro, pólizas de salud o sistemas de transporte privado? ¿Qué hará el gobierno con estas situaciones? ¿Pagará también el madurismo esas obligaciones, o serán responsabilidad del empresario y comerciante?
Lo más grave de esta situación es que cuando el gobierno asume prácticamente casi toda la nómina del sector privado, donde por cierto no aclara, si pagará sin excepción todos los sueldos y salarios de los trabajadores y ejecutivos, o simplemente pagará monto mínimo por cada uno de ellos, lo hace confiado en que no habrá "excusas" para incrementos de precios, y nos preguntamos ¿Qué pasará después de esos 90 días de subsidio de nómina? ¿Piensa acaso el gobierno que precisamente si deja de pagar esos montos, no habrá luego ajuste en los precios? ¿Reflexionó la cúpula gubernamental sobre el impacto que este ajuste salarial tendrá sobre los pagos de aguinaldos y utilidades, y los propios costos laborales? ¿Qué hará el gobierno, si transcurrido ese tiempo, las empresas realizan los respectivos aumentos para poder cubrir sus costos? ¿Serán multadas o expropiadas?
Lo que realmente implica esta medida del gobierno es una intervención de facto sobre todos los sectores de la pequeña y mediana empresa por 90 días, cifra preferida en plazos para aplicar cualquier decreto relacionado con el tema de las interposiciones financieras – caso Banesco - o de situaciones de carácter político y territorial – situaciones de estados de excepción -, o lo que equivale a decir, una estatización disfrazada de la economía, porque el madurismo lo que busca con una medida de estas características es mayor control sobre los agentes externos, sobre los cuales no tengo ningún tipo de duda, representan una expropiación – cuando menos temporal – sobre las empresas que aún quedan en el sector privado, porque éstas como bien lo señaló el gobierno, - y soy reiterativo - no tendrían "justificaciones" para el aumento de precios, aunque el dólar continúe su ascenso en el mercado paralelo, sin obviar que al existir mayor capacidad adquisitiva de los trabajadores de manera forzada, y no por efectos de aumentos en la producción, es probable que también haya mayor presión sobre el incremento del precio en las divisas.
Aunado con esto, Maduro también anunció un incremento de 4% sobre el Impuesto al Valor Agregado (IVA) lo que indefectiblemente, más allá de cualquier retórica sobre productos exentos en tal carga impositiva, un tributo de este tipo siempre afecta al consumidor final porque es pechado en toda la cadena productiva, desde el importador, pasando por el distribuidor al por mayor, hasta el detallista. Decir que este impuesto no generará impacto sobre la hiperinflación, sería negar la existencia del aumento de las temperaturas en tiempos de verano.
Otro punto que mencionó Maduro buscando incrementar la recaudación fiscal fue el llamado Impuesto a las Transacciones Financieras en un 2%. Y aunque el presidente nos diga que ese impuesto estaría reservado para un determinado sector de la sociedad, al final, este gravamen financiero es también trasladado por diversas vías al resto de la cadena productiva, razón por la cual, pensar que tampoco impactará sobre los precios, sería cómo negar la sal en el agua del mar.
Lo que el madurismo nos ha impuesto a los venezolanos es un paquete de medidas económicas, peor al que nos aplicó Carlos Andrés Pérez en 1989, y que desató tres semanas después de su ascenso al poder aquel 27 de Febrero, denominado "El Caracazo", como producto de una serie de ajustes de precios en todos los bienes y servicios, entre ellos el aumento de la gasolina, que curiosamente, el gobierno también difiere de manera disimulada, al decir que "extiende" el "censo de vehículos y transporte", cuando la realidad es que no están dadas las condiciones políticas y económicas para el ajuste de los combustibles, sino que el gobierno, aún duda sobre el cómo podría otorgar los subsidios al sector transporte a nivel nacional, que además se encuentra técnicamente paralizado por falta de insumos básicos como cauchos, baterías, lubricantes y autopartes.
Sí Nicolás Maduro nos dice que aún no le "importa" llevar a cabo esta medida de aumento en el precio de la gasolina por razones circunstanciales de que "todos" o la "mayoría" nos registremos en este censo, simplemente lo que nos está diciendo es que la cúpula del poder, sigue teniendo reservas sobre esta decisión, y seguramente después de consultarlo con todos sus integrantes de poder, vienen a tratar de engañarnos diciendo que prorrogan el susodicho "censo", después que tanto el propio Nicolás Maduro como Diosdado Cabello prácticamente nos habían colocado una soga al cuello en sus declaraciones para que nos registráramos en tal proceso. ¡El aumento de la gasolina los hace temblar, esa es la verdad!
Y cómo si lo anterior no fuera suficiente, ni siquiera el madurismo fue capaz de aclarar las equivalencias financieras y cambiarias del susodicho "petro", cuando inicialmente nos dicen que éste tiene su conversión en el valor de un barril de petróleo, pero a su vez, ese mismo "petro" tiene un valor de Bs. 3.600,00 "soberanos", lo cual resulta en un exabrupto monetario que autodesmiente a esos individuos en relación con la supuesta "solidez" de tal "criptomoneda" que tampoco es aceptada por sus propios burócratas en la asignación de viáticos para pagos en el exterior. Verbigracia, ni ellos mismos aceptan tal bazofia financiera para cancelar traslados, alimentación y hospedaje en otros países, incluyendo las naciones "aliadas" como China, Rusia, Nicaragua, Bolivia o Cuba.
Maduro nos ha anunciado la ruina de Venezuela, y para colmo expropia de facto la pequeña y mediana empresa del país. Nos ha aplicado un "paquetazo" de medidas económicas del más rancio neoliberalismo, sin olvidar que el Zulia vive una crisis eléctrica sin precedentes, y más del 50% del territorio está afectado por inundaciones, todo ello en el medio de una hiperinflación y una devaluación monetaria sin registros en el contexto histórico del país.
El 27 de febrero de 1989 se originó "El Caracazo" al aumentar la gasolina después de liberar los precios. Hoy los precios de los bienes y servicios están más que liberados. Ahora el gobierno con una industria petrolera quebrada, sin tener indispensables ingresos en divisas, nos dice que logrará hacerse a cargo de la nómina de unos 16 millones de personas entre trabajadores y pensionados, sin incluir los "patriotas" carnetizados, y jurándonos que no habrá más "dinero electrónico" inorgánico. ¿Cómo lo hará?
El madurismo nos está aplicando lo que en esencia representa para ellos el "Estado comunal". Hemos quedado en las puertas del infierno. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
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